Iba al borde de la raya, ni siquiera parpadeaba

El 21 de enero de 1998 uno de los vestuarios del estadio Ciudad de Mar del Plata fue testigo, tal vez, de una de las mayores peleas dentro de un plantel profesional de Boca Juniors. 
Esa noche Boca se enfrentaba a Racing por la Copa de Verano y la bomba explotó exactamente en el entretiempo. 
Una vez que jugadores, Veira y cuerpo técnico completo cerraron la puerta del vestuario, el Bambino casi no dejó sentar a nadie antes de anunciar un cambio para los segundos cuarenta y cinco minutos. Al anunciar la entrada de Serna por el mellizo Gustavo, no sólo se producía el debut de Chicho en Boca si no que se encendía una mecha que terminó por volar todo por el aire. 
A continuación va el cruce. Sin anestesia. 
Gustavo: "¡¡¡Te voy a matar, te voy a matar, hijo de puta, hijo de re mil putas!!!”.
Bambino: “¿Qué te pasa pibe?, estás loquito…”.
Gustavo: “Vos sos un hijo de puta”.
Bambino: “Pará, pará, lo único que hice fue reemplazarte por Serna, pibe. Estoy probando”.
Y acá es donde termina de desmadrarse todo, cuando Gustavo, filoso como dentro del campo de juego, tiró una frase poco feliz haciendo hincapié en el incidente Veira - Candelmo. 
Bambino: “¿Me lo decís a mí? Andá a la concha de tu madre”.
Gustavo: “Callate. Hace un año y medio que estás acá, nunca ganaste nada y siempre me sacás a mí, hijo de puta!”. Y el mellizo acompañó esta frase tirando una piña. 
Bambino: “Te voy a matar pendejo”.
Patrón Bermúdez: “Pareeen, pareeen, pareeen!!!”. Mientras el Profe Weber y su hermano Guillermo tironeaban para separar. 
Ilustración de la gresca en el vestuario. Revista El Gráfico.
Gustavo: “Chupame un huevo”.
Bambino: “Mientras esté en Boca, vos no jugás más… nunca más!”.
Palermo: “Pare, Bambi, pare… están los dos muy calientes. No tome medidas. Mañana cuando esté más tranquilo…”. El naciente Titán trataba de calmar a Veira.
Bambino: “Callate vos, que todavía no demostraste nada en Boca. Callate, haceme el favor. Callate que sos un desastre. ¿Y ustedes qué miran? ¿Qué miran, carajo? No hay actitud, no hay convicción para jugar. Este equipo no tiene entrega. No juegan a nada…”.
Así salió Boca a jugar el segundo tiempo con Racing. En esas condiciones. Palermo no gritó el gol, Veira no dio indicaciones y ni imaginemos qué pensaba Chicho Serna en la que era la noche de su debut.
Ya en el hotel, Palermo encabezó un movimiento junto a Guille y Cagna que trató de convencer a Gustavo para que vaya a pedirle disculpas al DT, Pero no hubo caso: “… déjenme de joder, yo me voy a la mierda…”. 
Gustavo fue desafectado inmediatamente del plantel (se fue a jugar a Unión de Santa Fe) y viajó en el avión particular de Macri a Buenos Aires.
Este bailongo le hizo creer a Veira que debía seguir con la limpieza que ya había empezado con Toresani y Gustavo. Y los apuntados, aunque no se pueda creer, eran Palermo, Guillermo, Pablo Islas (por tirarle besitos durante un partido de verano a las promotoras de Budweiser) y Caniggia. 
Ahora, cuál fue la supuesta frase de Gustavo, respecto al caso Candelmo:
La más difundida fue "Viejo Bufarra", aunque también dicen que en el entretiempo, re caliente con sus jugadores, el Bamba les espeta “ésto es Boca, nenes, acá hay que romperse el orto”. A lo que el Gustavo le contesta “claro, vos de eso sabés mucho, ¿no?”.
Y ahí las trompadas dieron inicio.
Muchos años más tarde Gustavo rememora el asunto y reflexiona, con una claridad y frialdad propias de paso del tiempo, acerca de su reacción e implicancias:

El rito de los corazones sangrando

El partido número 120 de Guillermo Barros Schelotto como Director Técnico de Lanús fue recibiendo al Arsenal de Martín Palermo, ya que el encuentro contra Tigre del fin de semana anterior por la fecha 14º del Torneo de Transición 2014 no pudo completarse por la lluvia imperante en todo Buenos Aires, teniéndose que jugar los restantes cuarenta y cinco minutos el 12/11/2014.
Con un inicio a pedir del Mellizo, los jugadores del Grana se llevaban por delante a los del Viaducto a puro ímpetu, y antes de tocar los diez minutos del primer tiempo el local ya ganaba 1-0 ante una importante desatención defensiva de la visita. 
Nunca más en todo el partido Lanús volvió a tener fútbol. Antes de la media hora de juego el equipo del Titán lo había dado vuelta 1-2 con importantes pinceladas de uno de los mejores lanzadores del fútbol argentino junto a Víctor Ayala como Brahian Aleman. El juego del campeón sudamericano fue defectuoso en sus tres líneas, fundamentalmente desde el medio hacia adelante, intentando hacer una transición de defensa a ataque en no más de 4 pases. 
Es realmente imposible lograr una ofensiva saludable cuando es recomendable entregar no menos de 10 pases criteriosos para, de esta forma, organizar y agrupar al equipo no sólo con el propósito de lastimar al rival con solidez y sorprender generando superioridad en el centro del campo o explotar los extremos, si no también para desordenar al rival que está persiguiéndote por todo el terreno y, en caso de perder el balón, encontrar a quien lo recuperó sin compañeros cerca. 
El Grana nunca logró salirse de esta tónica ni asociarse, sumado al mal funcionamiento de Romero en el extremo derecho y Silva por dentro, sin pesar en el área. El partido se extinguía con el corazón del Mellizo desangrándose, dado que una derrota los dejaba a 4 puntos de River, teniendo que jugar éste último su partido frente a Vélez con la posibilidad de lograr una ventaja de 7 puntos faltando 5 fechas para culminar el campeonato (Los de Núñez debían su partido de la fecha 14º frente a Estudiantes por la misma causa que se suspendió Tigre - Lanús). Knock out técnico.
Dicen que lo último que se pierde es la esperanza, y Merlos adicionó 5 minutos de tiempo a recuperar al final de los 90 reglamentarios. Martín Palermo comenzó a exasperarse, pero no tanto como cuando a los 4 minutos y 48 segundos un córner tenía como destino su área convirtiéndose en el empate. El ex goleador se sacó de sus casillas y entre protestas e improperios que duraron un par de minutos se fue expulsado.
El partido se iba, era empate agónico. Pero no. ¡El Juez adicionó un minuto más! La última parecía ser de Arsenal que por poco se transforma en la agónica victoria, pero la réplica le quedó a los del Mellizo. Pasados los 9 minutos de tiempo recuperado una indescriptible pelota que rebotó como un flipper en todos lados, inclusive en las dos manos de Romero que el árbitro no pudo ver estando a un metro, Lautaro Acosta se encargó de mandarla a guardar.
Como en aquél segundo gol a River en el 2003 en La Bombonera, o más aún, Guillermo Barros Schelotto se volvió loco. Como nunca el fútbol le corrió por las venas y estalló en festejo, porque no sólo significaba ganar milagrosa y hasta injustamente, si no que lo dejaba vivo en el campeonato, River no podía estirar la ventaja y, por el contrario, nuevamente le metía presión quedando 1 una unidad con su partido por jugar a la noche. Saltos, puños al aire, gritos, abrazos con el Presidente Marón y quien se le cruce. Locura. Berretines.
El insólito partido finalizó, como era de esperar, en escándalo y con el árbitro Merlos a punto de ser amasijado por toda la delegación visitante. O éso parece, porque de la que se armó, nunca existió el pitazo final. Palermo, con el corazón desangrado y una derrota impensada en el dia de su cumpleaños número 41, se empeñaba en gritarle "basta" a sus jugadores para no continuar desmadrando aún más la situación. 
El Mellizo se fue en silencio, le había ganado a su amigo. No habló cuando terminó el partido y lo buscó un periodista ni al final de la manga donde también lo hizo otro. Suspendió la conferencia. "No lo quiero matar a Martín", se habría justificado en la intimidad.
¡Por favor no te pierdas este video con el loquísimo festejo del Siete Bravo!.


Hablando de la libertad

¡Se terminó la espera, Gambetas y Berretines es libro! A través de Ediciones Corregidor y con mucho esfuerzo, ya está disponible, en principio en la Editorial (Rodríguez Peña 452 - CABA, Argentina) y por mercadopago para todo el mundo mientras continúa la distribución, para todo aquél que lo quiera comprar. Se trata de una recopilación de anécdotas del Mellizo donde podrán observarse picardías y también su aspecto humano que lo transformaron en un personaje tan singular y querido por el público de los clubes donde milita. Cuenta además con prólogo del gran Eduardo Sacheri y entrevistas a Carlos Bianchi y al mismísimo Guillermo Barros Schelotto. 
Gambetas y Berretines. Edic. Corregidor.
La obra recorre sus inicios en Gimnasia y Esgrima de La Plata, su década en Boca Juniors, la excursión por la MLS en Columbus Crew y su actual estadía en Lanús como primera experiencia en el cargo de Director Técnico. Claro, también habrá referencias a la Selección tanto de Passarella como de Bielsa, sobre todo de este último donde se encontró con un entrenador muy peculiar. Para conocer un poco más acerca de Gambetas y Berretines, pueden clickear en este link donde cuento la gestación en una entrevista con el medio Engranados.
Cuando tomé la decisión de escribir Gambetas y Berretines, elegí retratar momentos épicos que no necesariamente representan conquistas deportivas de quien sabe enarbolar la bandera del barrio y la picardía. Porque las mañas del potrero que vio nacer a Guillermo Barros Schelotto cobran vida a la hora de vestirse tanto de futbolista como de Director Técnico. Porque cada vez que encaró a su marcador, previamente le había mojado la oreja para sacarlo de sus casillas con cuanto latigazo se le haya cruzado a su endiablada lengua de fuego. Porque cuando el partido estaba cuesta arriba, cambiaba el eje del mismo como quien mueve la piedrita que hace de poste en la plaza para agrandar el arco. Porque cuando le rezábamos a San Ídolo, él se ponía la capa de súper héroe y nunca defraudaba con sus goles, asistencias o entrega que sólo un hincha de la camiseta que llevaba puesta sería capaz. Porque ahora como entrenador, el fútbol le sigue corriendo por las venas al borde de la línea de cal acentuando aún más ese aspecto inmaduro que conserva y lo hace estallar en berretines. Porque cuando aparecen los que no se rinden, como el Mellizo, los barrios sostienen los sueños. 

Panic show a plena luz del día

Se conocían, claro, pero esa tarde del 5 de mayo de 1996 fue la presentación formal entre Guillermo Barros Schelotto y la gente de Boca. Hasta la casa estaba impecable para aquél encuentro, como cuando llegan invitados a una gala, de honor en este caso. Porque Boca estrenaba la nueva Bombonera, remodelada, con sus palcos modernizados que Mauricio Macri, en una novedosa y rendidora medida, había subastado personalmente para recaudar U$S 5.000.000. 
Guillermo definiendo ante el esfuerzo estéril de Fabbri.
Todos los sentimientos confluyeron esa tarde en La Bombonera. El orgullo de los dirigentes de Boca que reestrenaban el estadio, cumpliendo una de las promesas de campaña. El amor y el odio del Beto Márcico, que se reencontraba con su gente pero buscaba venganza contra los que lo habían echado de Boca; las emociones de Guillermo, que con el fútbol que más le gustaba quería darle una lección a un técnico-símbolo de la historia de Estudiantes como Bilardo y a la vez llamar la atención de Boca… Todo coincidió esa tarde que quedó marcada a fuego. 
Porque Gimnasia, en su máxima expresión de belleza y efectividad, trituró a Boca en su propia casa con un lacerante 6-0. A Guillermo le rompieron la camiseta, pero ni así pudieron pararlo. Marcó tres goles, dejó su huella y quedó maravillado con la ovación que el público local le ofreció a su viejo ídolo Alberto Márcico sin importarle el color de la camiseta. Con esa cálida y afectuosa caricia que el hincha de Boca le hace a unos pocos y que el mellizo gozaría repetidamente sobre su piel años más tarde…
“Sentí una humillación inmensa. Esto es una vergüenza”, confesó Diego Maradona desde su reluciente palco VIP, el mejor ubicado, y por el que había pagado U$S 305.000 en la subasta. El dolor que le provocó a los hinchas de Boca el jugador del momento, al final, fue un pequeño botón al lado de las satisfacciones que tenía guardadas para ellos…


Rey de un reino sin mundo, reino que no tiene ley

Se me cortó el Cable en casa, y por suerte Internet también. Con mucho agradecimiento a la gente de Cablevisión por hacerme pasar uno de mis días de vacaciones sin sendas vías de entretenimiento, en paz, dentro de la calidez de mi hogar, me puse a pensar qué puedo hacer. Lo único que reinaba era el silencio, sonido que disfruto mucho pero que se torna inquietante con el paso de las horas. 
Empecé a revisar mi profuso archivo sobre las diabluras del Mellizo y supe que algo productivo debía dejarme este poco amigable día. Entretanto, ejercitando la memoria mientras veía videos guardados en mi PC, miré a un costado y lo vi a él, con algo de polvillo sobre su tapa pero siempre a la vista, ya que de vez en cuando me digo hoy tengo que verlo.
Cumplí la premisa que durante tanto tiempo postergué y mi dispuse a ver el DVD justo cuando empecé a darme cuenta que muchos de los momentos que ahí se inmortalizan no están actualmente en buena calidad en la web ni por asomo, sumado a que algunos de ellos él mismo, Guillermo Barros Schelotto, los cuenta con su reconocida incomodidad y humildad a la hora de resaltar sus virtudes. Finalmente me decidí a trabajar para compartirlo cuando pensé que muchos hinchas seguramente no tengan este material de fines de 2005, quizás lo han perdido o bien no pudieron comprarlo. Recuerdo esas épocas de abundancia en las que había que juntar mango por mango todos los semestres para comprarse cada revista, póster o lo que fuera de los campeonatos de Boca. Claramente no me referí a mis arcas en cuanto a abundancia.
Sin más preámbulos los dejo con esta obra de colección publicada por El Gráfico: los goles de Guille hasta noviembre de 2005. De nada.


Puro nervio el fanfarrón, al fin mostró la hilacha

Mensajito claro para Guillermo Cinquetti.
Una nueva edición de berretines, marca registrada del Mellizo, tuvo lugar en el Gigante de Arroyito. Una vez finalizado el encuentro que ganó Lanús 2-1 frente a Rosario Central, depositándolo de esta manera a dos unidades del puntero River, Cinquetti se acercó a decirle algo a Guillermo que, parece, mucho no le gustó. 
Quizás por viejas rencillas del 2007 cuando se despidió de Boca y el profe era parte del cuerpo técnico de Russo, por su estirpre pincharrata, o simplemente para marcarle su disgustó, así le contestó el Siete Bravo:


La voz gritando sangre de su corazón

Si alguna evidencia faltaba para saber cuán enérgico es Guillermo Barros Schelotto al borde de la línea de cal, la tenemos en este video. Sobre todo si de clásicos se trata y tan picantes como el que vivió durante 10 años.
En esta oportunidad lo veremos dirigiendo a Lanús en el año 2013 y recibiendo en el reducto granate al equipo de, por ese entonces, Ramón Díaz: River Plate. Me relevo de mayores comentarios ante semejante obra de arte con sus berretines. Vean cómo se pone este muchacho y cómo actúan los Mellizos, por favor se los pido. Lo que habrán sido éstos dos de chicos...


Zapatos embarrados, vuelvo algo mareado

Ya se veía a un Guillermo enchufado, como pocas veces, durante la semana previa al clásico del sur. Y es que era el primero de su nueva faceta como entrenador. Tanto es así que ni bien finalizó el triunfo frente a Racing la fecha anterior ya decía "se viene Banfield, esperé dos años para este partido. Quiero ganar, es nuestro clásico", y en la conferencia de prensa anterior al choque, el Mellizo también marcaba el camino y soltó palabras como: "Nuestro objetivo es ganar el Clásico. Las energías tienen que estar ahí, después veremos para qué estamos. Tenemos que dejar la vida para ganarle a Banfield. No importa sólo el resultado, sino también jugar bien. Pero ganar el domingo es importantísimo".
El partido, bajo una persistente lluvia, fue tal cual se esperaba con dos técnicos que buscan como premisa jugar con la pelota contra el piso, de ida y vuelta pensando en el arco contrario. La diferencia estuvo en que el Siete Bravo cambió de esquema y optó por un 4-4-2 sumando presencia en el mediocampo, sector del campo de juego que logró conquistar con aplomadas actuaciones de Somoza y el Pulpo González. Araujo supo superar las falencias que le provocaban las corridas de Bertolo a sus espaldas, siendo de esta manera uno de los puntos más altos de Lanús, y no fue la figura del partido por el talento, ganas e intensidad de Lautaro Acosta, quien se retiró ovacionado en un confuso episodio donde fue reemplazado por Santiago Silva.
A 17 años del debut de Guillermo  en la Primera de Boca, club donde se cansó de ganarle al rival de Núñez, y con Matías Almeyda en el banco de Banfield, el Grana se quedó con el triunfo por 1-0 en La Fortaleza por el gol cuasi fortuito de Silvio Romero, después de dos años de ausencias del Taladro en Primera división, 
Pero debemos retomar aquella situación que se dio en el cambio del Tanque por la figura del partido. Inicialmente se pensaba que en el cambio iba a entrar Júnior Benítez, pero al instante el Mellizo se arrepintió y lo llamó al goleador para que haga su ingreso. Sorpresivamente Guillermo Barros Schelotto fue expulsado y él mismo, como nosotros, no entendimos por qué. Un nuevo episodio de berretines, esta vez versión clásica.
Terminado el partido, más relajado, el DT explica por qué pudo haber sido.


Triste o muy solo, esclavo y fugitivo

El calendario marcaba que Lanús debía recibir a Olimpo de Bahía Blanca por la 5º fecha del Torneo de Transición 2014 y ganar para empezar a prenderse en la discusión por el campeonato que lidera River. Aunque es muy prematuro para candidatear equipos, el Granate necesitaba ganar más por verlo plasmado en el juego que en el resultado, puesto que allí es donde más radican las dudas.
"Al rincón!" parecieran haberle dicho
El conjunto de Guillermo Barros Schelotto se fue al entretiempo ganando 1-0 pero no pudo sostenerlo a lo largo de la segunda mitad. Los visitantes lograron el empate evidenciando un Lanús con falencias defensivas tras las partidas de sus centrales campeones sudamericanos al fútbol mexicano y con inconvenientes para generar juego. "Fue un resultado justo" manifestó el DT granate, pese a su disconformidad también expresada con el juego desarrollado.
A la vuelta del descanso de los primeros cuarenta y cinco minutos el Mellizo nos regaló un berretín premium. El árbitro Ariel Penel decidió expulsarlo por regresar siete segundos pasados los quince minutos reglamentarios y Guillermo se excusó manifestando que "estaba esperando que salga de la manga el 7 de Olimpo". ¿Estabas laburando y no pudiste verlo? ¿Lo viste y querés revivirlo? Acá te mostramos la reacción del Siete Bravo.

Si de principio hubiera aprendido a ser un animal, hoy tendría un instinto noble a cambio de esta pena

Con el primer regreso de Carlos Bianchi a la dirección técnica de Boca Juniors, allá por el año 2003, volvieron los éxitos después de una tumultuosa campaña del "Maestro" Tabárez en 2002. Se ganó el Apertura de aquél año, Copa Libertadores e Intercontinental ante la recordada levantada de pasto de Costacurta para el Milan. El siguiente año copero estuvo muy cerca de repetir las tan conocidas historias del Xeneize por América, imponiéndose en todos los escenarios donde se disputaran tres puntos. En la final del torneo continental más importante de este lado del mundo Boca se enfrentaba con el desconocido Once Caldas de John Viáfara, Arnulfo Valentierra y el arquero Juan Carlos Henao, entre otros.
La Bombonera era el fortín del Boca Juniors. El equipo Xeneize llegaba a su cuarta final de las últimas cinco ediciones del torneo. El equipo de Carlos Bianchi había ganado todo y era el gran favorito para quedarse con el título una vez más. Pero en esa ocasión el jugador número 12 no fue suficiente para traspasar la férrea defensa del Once Caldas, aún con un Guillermo Barros Schelotto explosivo, pidiéndolas todas, a puras gambetas y no tantos berretines, salvo por la jugada en la que Javier Villarreal, el por entonces 5 de Boca, se juega la personal ignorando al 7 y este último le grita furioso: "Ey!!!!! La concha de la madre!!!! Acá!!! Acá estoy la puta que los parió!!! La re concha de mi madre, no me ven!!??". El Mellizo quería todas las pelotas, una fiel exposición de un capitán defendiendo la camiseta del club de la ribera.
Al margen del desarrollo del encuentro, Guillermo tuvo un desempeño sobresaliente con las características mencionadas párrafo arriba, con un estado físico envidiable, al igual que el de todos sus compañeros. La mano de Santella, preparador físico, estaba más presente que nunca. Ausencia que por estos días cobra gran preponderancia con 102 lesionados en un año y medio de tercer ciclo de Bianchi. Sin perdernos en el tema, el Siete Bravo era la gran carta ganadora junto a Tévez para llevarse la Copa en el Estadio Palogrande de Manizales, Colombia. Algo ocurrió en el calentamiento previo a la competencia y una lesión lo marginó del partido como a Boca mismo de llevarse la Copa Libertadores edición 2004.
Guillermo Barros Schelotto, sin poder ingresar, salió al campo de juego para intentar sumar desde afuera y su cara lo decía todo, sólo ella, ya que Marcelo Benedetto comprobó por su propia cuenta el inconmensurable fastidio que llevaba sobre sí en esta no entrevista:

Ya que vas a escribir, dijo, cuenta de mi pueblo

En esta ocasión no escribiremos ninguna anécdota del Mellizo, si no que levantamos la nota brindada en www.engranados.com.ar donde podrán observar acabadamente de qué se tratará nuestro próximo libro a editarse: Gambetas y Berretines.

Marcelo Lipovetzky tiene 27 años. Actualmente se encuentra promediando la carrera de Abogado en la Universidad de Buenos Aires. Hincha de Boca Juniors define al fútbol como su vocación, “escribir sobre él, todo lo que lo rodea, inclusive el derecho deportivo“.

Su pasión por el fútbol y la redacción es tal, que se dio el lujo de crear el Blog La Schelotto, el cual es un sitio que “recopila anécdotas, berretines, reflexiones y opiniones de y sobre el mejor 7 de la historia Xeneize y Tripera. Ahora con buzo de DT“. Con miles de seguidores tanto en su Twitter @LaSchelotto como también en página de Facebook “La Schelotto”, Marcelo fue sumando cada vez más anécdotas y también contando el día a día del actual técnico granate. Para lograr esto contó con el apoyo del mismo Guillermo, su familia, ex-compañeros en su época de jugador, del mismo Carlos Bianchi y de directivos de Lanús.

En una charla a fondo con Engranados, nos cuenta su admiración por Guillermo y todo sobre su libro próximo a salir “Gambetas y berretines”, un homenaje sobre el actual Director Técnico del Club Atlético Lanús.

- ¿Cómo surgió la idea de escribir un libro sobre Guillermo? ¿Está al tanto de esto?

- Marcelo Lipovetzky: En realidad nunca surgió como idea original hacer un libro. Inicialmente se me ocurrió, aprovechando mi gusto por escribir, hacer un blog despuntando el vicio sobre el personaje que admiro, Guillermo Barros Schelotto. Como dice un afamado autor, escribo porque me resulta inevitable hacerlo, y Guillermo me vino como la excusa perfecta para realizarlo por mucho tiempo y con un gran material, tanto histórico como actual por las características que ofrece esta figura a lo largo del tiempo. Posteriormente la editorial Corregidor se sumó con la idea de publicar un libro con estas características, y así empezó ésto.

Cuando tuve la suerte de conocer a Guille, comentario va, comentario viene, le hable de la posibilidad de que el Blog se editara en formato libro, ya que él conocía de la existencia de la pagina. Como es su costumbre, no tuvo ningún problema y se puso a mi disposición.

- ¿Cuánto tiempo te llevo el proyecto?

- ML: La realización del libro me tomó, aproximadamente, un año y medio en cuanto a su estructura, escritura y ulteriores ajustes una vez se puso en contacto conmigo la Editorial. Fue todo a pulmón, hecho por mi solo pero con la inapreciable ayuda de, por ejemplo, algunos directivos de Lanús con Mariel Bruno a la cabeza, fotógrafos y demás personas que se prestaron desinteresadamente para darle forma al libro.

- ¿Con que nos vamos a encontrar?

- ML: Cuando el lector abra el libro se va a encontrar, para empezar, con un gran prólogo de Eduardo Sacheri en el que describe, con su típico estilo de café que tanto me gusta, los callejones por donde merodean las historias. A páginas siguientes podrán ver un número importante e interesante de anécdotas sobre el Mellizo, su infancia con Gustavo y sus padres, sus primeros pasos y, tomando mías las palabras de Carlos Bianchi, sus tan conocidos berretines que lo sindican como un personaje tan singular. Claro, también habrá algunos pasajes por aquellas epopeyas cuando jugador y, también, afortunadamente como DT en este nuevo ciclo profesional que afronta en Lanús.

Bien vale dejar sentado en actas que no es un rejunte de partidos inolvidables del Mellizo, si no mas bien intento apuntar a su faceta humana, a pequeñas cosas, actitudes que lo hacen tan grande como es, tanto dentro como fuera del campo de juego. E, inclusive, alejado de él.

Como perlita y gusto personal, los capítulos internos tienen sus títulos, los cuales fui pensando a medida que iba desarrollando los contenidos y adaptándolos al tema en cuestión, y pertenecen en su totalidad a frases de la banda de rock La Renga, de la cual soy admirador desde mis 10 años de edad.

- ¿Qué personas importantes aportaron experiencias, anécdotas al contenido del libro?

- ML: El personaje que me recibió de una manera increíble y regaló varios minutos de su tiempo fue Carlos Bianchi, en pleno entrenamiento en Casa Amarilla, con una amabilidad para remarcar. Fue una entrevista de un puñado de minutos donde dejó algunas sensaciones muy lindas sobre la personalidad de Guillermo, de la cual hay un video como adelanto en el Blog. Recordamos algunas de sus vivencias juntos, siendo que el Virrey fue el DT que más tiempo lo dirigió en sus primeras dos etapas en Boca Juniors.

También evocamos un momento muy especial con el mismísimo Guillermo Barros Schelotto. Aquel Paysandú – Boca en la Copa Libertadores 2003 donde el Xeneize iba de punto como pocas veces y, quizás, haya sido de los partidos más grandes en las noches coperas del Mellizo. Había sido una semana terrible para él, ya que una semana después se luciría contra River, remontando un 0-2 en La Bombonera que aparentaba bochornoso, convirtiendo los dos goles del empate agónico con sabor a victoria.

- ¿Cómo lograste que Eduardo Sacheri escribiera el prólogo? 

- ML: Lo del prólogo de Sacheri es increíble, de hecho se lo dije. No sé por qué accedió a prologarme siendo que no me conoce, que nadie me conoce, y que no se trata de Independiente, club de sus amores! La realidad es que, teniendo la posibilidad de publicar el libro ya en mis manos, pensé en quién podría hacer el prologo, y no quería hacerlo yo. No por una cuestión particular ni holgazanería, si no porque iba a ser un regalo para el que leyera el libro, un condimento extra, y para mí también. Me quedaría un trofeo enorme en la biblioteca. Entonces se me ocurrió el nombre de Eduardo ya que, como dije anteriormente, me gusta mucho su estilo tan barrial para contar las cosas, de charla de café, simple. No tenía ningún tipo de chance de ubicarlo por ningún lado, mi única posibilidad era su Twitter. Me animé y con mucho respeto le pregunté si podía hacerle algún comentario “importante” por privado. Para mi sorpresa me dijo que sí. Fui muy caradura y le pregunté si podría prologarme, previamente habiéndole comentado el contenido del libro. La carta estaba echada, ya había llegado a donde creía imposible, dialogar con el autor de tantos libros exitosos como Papeles en el Viento y guionista de El Secreto de sus Ojos, entre otras tantas obras prestigiosas de su autoría.

Me quedé pasmado cuando me dijo que sí, pero sólo si podía esperarlo unos días, ya que tenia ocupaciones y necesitaba leer mi libro en profundidad para poder hacerlo. Un gran profesional y persona. Aún no salgo de mi sorpresa.

- ¿Cuándo comenzaste con el Blog? ¿Está relacionado al libro?

- ML: Con el Blog comencé hace un año y medio también, tiene algunas cosas que van a estar en el libro pero con la diferencia del contenido audio visual y mucho material que no está publicado ahí. La gente se prendió enseguida con la pagina, gustó, y claro que también ayuda a seguir motivado, ya que hay una profusa tarea de investigación y archivo. Archivo que no se googlea, si no personal, fieles testigos de mi admiración para con él.

- ¿Cuál es el “berretin” que más identifica a Guillermo como persona?

- ML: Siendo arbitrario y seleccionando un berretin, para mí el que lo pinta de cuerpo entero podría decir que es uno que no tiene prensa. No escuché hacer mención alguna. Se trata de un partido por Copa Sudamericana en el año 2005 en el que se enfrentaban su Boca y Cerro Porteño, y donde el involucrado fue el juez de linea Claudio Rossi, en ese momento cuarto árbitro. Guillermo estaba en el banco de suplentes y se puso a conversar con él de la vida, de fútbol, del arbitraje… Y así como venía la charla, se enteró de que el Asistente había sido una vez más papá, y que su hijo, Ignacio, había nacido con síndrome de down. Un rato después, cuando Guille estaba haciendo el calentamiento para ingresar, lo miró y le dijo “ahora entro, hago un gol y se lo dedico a tu hijo”. Y así fue. Guillermo entró, hizo las dos cosas que prometió e instantáneamente despertó la admiración de todo el colectivo arbitral en virtud del agradecimiento público del homenajeado; la Escuela de Árbitros le envió a Guillermo una carta que luego enmarcó y colgó en su casa de City Bell. No sólo se trata de protestas cuando hay árbitros de por medio. Véanlo en el libro!

- ¿Cómo nace tu idolatría por Guillermo?

- ML: Mi idolatría hacia Guille nace el 14/09/1997, sí, el mismo día que debutó y yo tenía 10 años. Aunque idolatría es una palabra que prefiero no usar, me suena a cantante pop para adolescentes. Admiración sería la palabra adecuada.

Poco tiempo atrás lo había sufrido como hincha de Boca en la re inauguración de La Bombonera por la remodelación de los palcos cuando nos arruinó con tres goles sumado al pedido de disculpas del gran “Beto” Márcico en su gol de penal. Ese primer partido que entró desde el banco de suplentes con la 23 en la espalda reemplazando al “Huevo” Toresani que llevaba la 7 (¿casualidades?), y al ratito fue ovacionado, sentí que era un jugador distinto, pero sobre todo un tipo distinto. Y afortunadamente no me equivoqué. Pienso que además debe haber un poco de egoísmo mío, personal, porque cuando jugaba siempre aposté que iba a aparecer, que nos iba a salvar. Y él lo hacía. Debe ser un poco de regocijo de mi parte también por sentirme recompensado, como un “siempre creí en vos”.

Me identifica mucho su forma de ser jugando al fútbol como en la vida, o por lo menos me parece una personalidad digna de admiración; más allá de lo que me dio como futbolista, es una persona muy humilde, no es una vedette, cualquiera le puede hablar como uno más, no es problemático, y tiene una picardia de barrio, de potrero, inigualables… es un líder positivo, muy positivo, y con los años adquirió una gran experiencia que no hicieron más que confirmar mi prematura elección.

- ¿Cuándo lo conociste personalmente y qué sensación tuviste?

- ML: Lo conocí personalmente hace aproximadamente tres meses, en Lanús. Antes habíamos intercambiado mails, con la gentileza que lo caracteriza, pero nunca había llegado ese momento cumbre. Sólo lo conocía detrás de un alambrado a la expectativa de sus Gambetas y Berretines.

Gracias a la grandísima gestión del jefe de prensa granate, Jorge Mattera, tuve el honor de conocerlo. Andaba medio enojado Guille, cuándo no, por el partido que acababa de finalizar con arbitraje polémico y tenía temor de que mi presencia le molestara, de no estar en el momento indicado. Pero afortunadamente, tras el contacto de Jorge, Guillermo fue muy amable conmigo y aproveché para agradecerle tantos años de alegrías y comentarle algunas cosas del Blog y consecuente libro. Mucha simpleza y generosidad de su parte fueron el resumen de ese encuentro inolvidable para mí.

- ¿Ves alguna relación entre el Guillermo jugador y el director técnico? ¿O notas una diferencia marcada?

- ML: Si bien la personalidad la da el equipo, como él mismo dice, el entrenador le agrega una cuota nada despreciable desde su impronta. En ese sentido, el Guillermo jugador y el hoy DT, son el mismo. No sólo porque revolea los brazos y se queja cuando alguna decisión del árbitro de turno no le gusta, si no porque aplica muy bien su importante caudal de inteligencia para identificar los momentos del partido, las falencias del rival, como cuando se cambiaba de bandas en aquellas expediciones por los extremos de las canchas donde jugó buscando al marcador de punta más débil. Es deportivo ganar, como patentó el “Toto” Lorenzo a Boca, aunque no a cualquier precio. Debe ser siendo protagonista, desde un planteo ofensivo y saliendo a jugar en cualquier escenario. Como DT se tornó más visible lo estudioso del rival que es dejando en evidencia lo mucho que mira fútbol cuando el tiempo se lo permite, al igual que Gustavo.

A mi entender, es un Guillermo libre. Libre porque cuando futbolista siempre reconoció que el director técnico es el Jefe, y por lo tanto se subordinó a los requerimientos de sus entrenadores. Hoy él es el director de orquesta, y plasma en el campo de juego sus directrices tácticas como en el vestuario sus valores y conceptos de grupo, transmitiendo toda la riqueza recolectada a lo largo y ancho de sus éxitos.

- Criado en Gimnasia, uno de los máximos ídolos de Boca, querido en Columbus Crew. ¿Cómo ves esta nueva etapa en su carrera como DT de Lanús?

- ML: Por donde pasó, Guillermo es muy bien recordado, no sólo por haber salido campeón en todos sus clubes. Actualmente se ganó el cariño de la gente por haberle devuelto la gloria al club como antes lo había hecho Ramón Cabrero, aunque esta vez en el ámbito internacional, poco escudriñado por Lanús. Es su primera experiencia como DT y fue protagonista en todos los torneos que disputó inculcando un estilo de juego diferente, dinámico, ágil y agresivo.

Parte de los éxitos deportivos conllevan la venta de jugadores, cerrando así el círculo virtuoso del éxito institucional, lo cual fomenta el crecimiento y sustentabilidad de un club como Lanús, de los denominados “chicos”. Ésto llevó a que, al irse dos de sus pilares como Izquierdoz y Goltz, actualmente sufra el acople de la nueva saga central y se produzca un inicio de semestre que no estaba en los planes, perdiendo la Recopa, aunque inmerecidamente por el enorme esfuerzo realizado versus la mala suerte de los goles en contra, la promiscua eliminación en la Copa Argentina y la reciente derrota por la Copa Suruga Bank. Insisto en que ésto es parte del crecimiento de un club y un proyecto a largo plazo, donde Guillermo también sabrá inculcarles qué actitudes deben tener, sobre todo en competiciones internacionales donde no es fácil ser prestigioso.

En todos los semestres desde que Guillermo es DT, Lanús fue siempre de menos a más. No tengo dudas de que él está al tanto de estas debilidades y, junto a Gustavo y su cuerpo técnico, harán un encomiable trabajo para dejar a Lanús donde junto a los dirigentes supieron llevarlo en los últimos años.

Intentando ser objetivo ya que no puedo serlo, creo que es uno de los entrenadores argentinos con mayor potencial, con mucho camino por recorrer y aprender, pero con un auspicioso porvenir, tanto en el fútbol argentino como a nivel Selecciones o en Europa. Estoy seguro de que esa oportunidad, más temprano que tarde, le va a llegar.

- Tuviste la posibilidad de presenciar el ultimo partido del torneo final 2014 vs Newell’s, en donde Guillermo cumplió los 100 partidos al frente de Lanús. ¿Qué imagen te llevaste del Club y de la gente? ¿Sentiste el afecto hacia Guillermo?

- ML: Tuve la gratísima posibilidad de conocer el Club y me llevé la sensación que se ve a lo largo de los años desde afuera: es ordenado, prolijo, con instalaciones nuevas dejando ver un arduo trabajo de los dirigentes, no sólo del actual gobierno. Es un trabajo de muchos años de coherencia. La Fortaleza es un estadio hermoso e institucionalmente para admirar.

En ese partido se cumplieron los 100 de Guillermo y su Cuerpo Técnico y le entregaron una plaqueta conmemorativa. Fueron muy cálidos con él, la gente lo aprecia mucho. Por algo Guille mismo dijo “quiero ser el Ferguson de Lanús”, se ve que se trabaja con mucha tranquilidad, es un club como para no irse nunca.

- ¿Dónde puede conseguir el libro la gente?

- ML: Ni bien salga el libro, calculo a fines de este mes o principios de septiembre, se va a poder adquirir “Gambetas y Berretines” en todas las librerías del país, sobre todo en las grandes cadenas. En caso de no encontrarlo o para la gente del exterior que sigue el Blog, pueden comprarlo por la web de Ediciones Corregidor.

- ¿Algún agradecimiento especial que quieras hacer?

- ML: Agradezco especialmente a la dirigencia de Lanús por la mano tendida con el libro y el acercamiento con Guillermo, particularmente a Mariel Bruno, Stella Vedia y Jorge Mattera, y a toda la familia granate por el gran trato que me brindan cotidianamente. 

Martín Caruso
Engranados
Nota publicada en: http://engranados.com.ar/gambetas-y-berretines/

Sólo su nombre me suena familiar, y ahora vuelve para buscarme

Esa misma picardía que mostraba en la cancha con la pelota en los pies y también para zafar de una situación comprometedora, también se manifestaba en la vida diaria… Y sobre todo si andaba con su hermano cerca.
Si dentro de la cancha Guillermo y Gustavo juntos eran dinamita pura, afuera la cosa no cambiaba demasiado. O, más bien, esa química genética que traen desde la cuna se potenciaba aún mucho más. Hay varias historias que dan fe de ello. Y, entre ellas, algunas que se pueden contar…
Los hermanos Gustavo y Guillermo Barros Schelotto.
Una viene de esos tiempos en los que alternaban partidos de fútbol con las salidas propias de la edad. Recién habían comenzado primer año y un fin de semana los hermanos Barros Schelotto y una noviecita de Gustavo coincidieron en una fiesta de cumpleaños de un amigo en común. La cuestión es que la chica, en un momento de distracción durante el baile, se puso a conversar animadamente con Guillermo y le contó sus penas y alegrías por la juvenil relación en ciernes, sus expectativas, sus dudas, su amor inmenso… Hasta que Guille, pícaro a los 13 como años más tarde en la cancha, cuando recibió esa mirada de la amada que exige devolución de confesiones, le contestó como quien recibe un recado: “Bueno, cuando lo vea a Gustavo se lo cuento…”. No alcanzó a redondear la respuesta, claro, cuando la niña ya se había esfumado, colorada de vergüenza.

El hecho de los designios

El presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata, Héctor Delmar, aseguró ayer que el delantero Guillermo Barros Schelotto no cobrará “un peso” por los seis meses que jugará en el club durante el Torneo Clausura.
Según comentó el titular del equipo platense: “Esta noticia es muy importante y la tiene que saber el país: Guillermo Barros Schelotto firma el contrato obligatorio de la AFA y no le cobra un peso a Gimnasia durante estos 6 meses”.
Delmar contó que intentó convencerlo varias veces, pero luego de reiteradas negativas del futbolista reveló que el “Mellizo” no recibirá ningún dinero por los seis meses que jugará en el conjunto de La Plata.
“Hablamos, le insistí varias veces y me dijo: ‘no, yo no le puedo cobrar a Gimnasia’”, señaló el presidente de la institución platense en declaraciones a Radio Provincia.
En ese sentido agregó: “Eso habla de su honestidad, de lo buena persona que es y de lo ‘tripero’ que es y le responde así a todos los socios que están ayudando al club. Él también lo ayuda y lo hace de esa forma”.
“Guillermo es un ejemplo de futbolista y de persona. Me emociona decirlo, pero quiero que lo sepan todos los gimnasistas, los periodistas, todos porque es un gesto que me llena de satisfacción y emoción, y también a toda la Comisión Directiva de Gimnasia”, aseveró.
Presentación de Guillermo en su vuelta al lobo platense.
Para finalizar, el titular de Gimnasia y Esgrima La Plata solo se limitó a decir que “Guillermo juega en Gimnasia por amor a la camiseta, un grande”.
Eso decían los diarios por aquéllas épocas en que Guillermo Barros Schelotto asumía la quimera de salvar al equipo de sus amores de una caída al Nacional B, aquélla de la que venía zafando de milagro hacía dos temporadas. En ese marco jugó su último partido como futbolista profesional a los 38 años. La crisis institucional tuvo incidencia en la deportiva y finalmente el desenlace fue el más temido.
Hacía seis meses, Barros Schelotto tenía decidido largar, luego de su positivo paso por la Mayor League Soccer, pero tomó una decisión con el corazón y no con la razón. Tentado por el estilo de Ángel Cappa, dio el sí pensando en la unidad gimnasista. Pidió que todos tiren en la misma dirección, aunque en el medio se despidió el ex DT del Huracán subcampeón a manos de Vélez.
Guillermo heredaba un equipo que debía resolver más que un problema. En las últimas tres temporadas, el Lobo había utilizado a más entrenadores que torneos jugados. Los siete DT fueron: Guillermo Sanguinetti, Leonardo Madelón, Pablo Fernández, Diego Cocca, Pablo Morant, Ángel Cappa y Darío Ortíz. Englobando los seis campeonatos, Gimnasia disputó 113 partidos, de los cuales sólo ganó 28, con 40 empates y 45 derrotas; anotando 107 goles y recibiendo 140. Estaba en rojo por donde se lo mire.
Lo de Guille fue un intento de rescate emotivo y, desde que llegó, entregó un mensaje crudo pero real. Dijo públicamente que él no venía a salvar al club y que el cambio principal debía ser de fondo, más institucional que deportivo. El Mellizo, aún sabiendo que estaba lejos de aquel que brilló en Boca, se la jugó por las urgencias de Gimnasia. Dio la cara aún dudando de lo que podría aportarle desde lo físico. Sumó desde el empuje, su lectura del juego, la picardía para ganar la posición con el cuerpo y los piques inteligentes en diagonal para romper defensas o asistir a algún compañero. Por momentos quejándose más de la cuenta, pero sin berretines, no sería Guillermo.
El Mellizo, como ya se ha dicho, lo hizo gratis, sin cobrar un peso, y en una época en donde son varios los que se quieren anotar en actos benéficos que finalmente no coinciden con la realidad, disfrazados de amigos, impostando el mismo discurso donde vaya, siendo "agradecido" pero cobrándoles más de U$S1.000.000.-. Pero la farsa, ves, se ha salido de los estribos, cuenta La Renga...
En este video el mismísimo protagonista cuenta el por qué de su vuelta a Gimnasia y Esgrima LP:

Perfumes baratos, ambientes picados

Aquel empate entre Estudiantes y Gimnasia que consagró campeón a Vélez en el Clausura 96, además del dolor por el titulo que no pudo ser, dejó una historia que el Pampa Sosa recuerda como si hubiese pasado ayer. Y que pinta de cuerpo entero al personaje en cuestión...
Guillermo Barros Schelotto con la del Lobo platense
"En ese clásico que empatamos 1-1 y le permitió ser campeón a Vélez yo había convertido el gol tras un centro de Guillermo. Después del partido volvimos a concentrarnos, porque al miércoles siguiente jugábamos contra Racing por la clasificación a la Copa Libertadores. Y en el camino al hotel paramos a comer algo en una estación de servicio. Estábamos en eso cuando de golpe entraron dos pibes con la camiseta de Estudiantes y nos empezaron a cargar. Ahí mismo se armo un quilombo bárbaro. Hubo piñas, patadas... Hasta tuvo que intervenir la Policía. Unos minutos después subimos al micro tras la pelea. Guillermo se me acercó con cara seria y me dijo: 'Te felicito'. Yo pensé que me hablaba del gol que le había metido a Estudiantes y por eso le contesté: 'Si, gracias, me tiraste un centro buenísimo'. Pero enseguida me interrumpió: 'No, te felicito por la piña que metiste', me dijo. Y nos matamos de risa..." 

Yo veo todo al revés, no veo como usted

Última fecha del Torneo Final 2014 y Lanús jugándose la posibilidad de acceder a la próxima edición de la Copa Libertadores del año 2015 frente a Newell's en La Fortaleza. 
El partido, por momentos bajo una lluvia torrencial, se hizo muy disputado y con varias jugadas discutidas. Como ya nos tiene acostumbrados, Guillermo no es muy afín a los árbitros, y el encuentro frente a la Lepra no iba a ser la excepción. Claro que su hermano Gustavo también se parece a él en ese aspecto y redondeó una nueva expulsión, la segunda consecutiva, ya que el domingo previo había sufrido la misma sanción frente a Boca, en La Bombonera, con el recordado grito de cagón a la pasada al cuarto árbitro mientras se retiraba.
Guillermo en plenos berretines al árbitro.
Luego de varias protestas, atajadas heroicas del Patón Guzmán e ir en ventaja los anfitriones con un golazo desde 30 metros de Victor Ayala, el resultado final terminó siendo 1-1 con un gol de Alexis Castro desde la puerta del área grande al primer palo de Agustín Marchesín. Como consecuencia, Lanús se quedó afuera de la máxima aventura copera continental.
Terminado el encuentro, los jugadores salen del campo de juego por la manga donde allí se encontraba quien suscribe, y pudimos captar un berretin para nosotros solos, de regalo: Preparados con la cámara de fotos lista para ser disparada a sabiendas de que estaba por aparecer el Mellizo, escuchamos gritos. "Pero ese es Guille!", pienso. De frente a los que nos encontrábamos tras bambalinas vienen Rapallini, juez del cotejo, y Guillermo Barros Schelotto. "No tenés huevos, te faltan huevos. Yo jugué igual en Boca y en Gimnasia. Vos no dirigís igual. Tenía que entrar San Lorenzo", espetó Guillermo, evidentemente muy caliente con su desempeño, haciendo alusión a un muñequeo, a su entender, del increpado para que el cuervo clasifique a la Copa Libertadores. La discusión se cerró con un portazo del árbitro.
Como si ésto fuera poco, el siete bravo sale del vestuario después de unos minutos para ir a la sala de conferencias donde podíamos suponer se había relajado un poco. Pero no. Camina a paso firme, con los ojos encendidos de bronca, me mira como diciendo ¿y vos quién sos? y zarandeando la cabeza refunfuña "es hincha de Estudiantes". La calentura aún no se disipaba si no que iba en aumento.
El zorro pierde el pelo pero no las mañanas, y fiel a esta máxima, Guillermo entra a la conferencia visualmente muy tranquilo en consonancia con sus declaraciones. Un experto.

Cruza tu paso arremolinando el polvo

Guillermo ya empezaba a tomarle el gusto a los enfrentamientos con River por aquellos primeros años de carrera como profesional. La banda roja siempre aparecía en esos momentos para guardar y recordar con fotos como si la pelota estuviera empecinada en ponérselo adelante. El Millonario se cruzó en su camino justo el día de su primer gol profesional, ése que había sido el rival vencido en la final de la Copa Centenario que valió su primera vuelta olímpica... Y también apareció una noche del Apertura '94 en la que el Melli aprendió una lección que no olvidaría el resto de su vida. 
Guillermo y Scaloni disputan el balón
En ese comienzo de torneo se notó el plus de autoridad y convicción que significó la Centenario. Guillermo y Gimnasia arrancaron el Apertura con la cabeza levantada y con la prepotencia de un campeón barrieron a River en el Monumental, nada menos. Pero el triunfo, si bien al equipo lo acomodaba en las primeras posiciones de la tabla, a Guille le dejó una enseñanza más grande que el valor numérico. 
"Esa noche, antes de salir a la cancha, les dije que para ganar en el Monumental tenían que hacer goles, porque a todos los equipos que enfrenté en esta cancha se vinieron a defender y les ganamos", recuerda Roberto Perfumo sobre la arenga previa. Tanto ímpetu le puso a la charla que el equipo a los 20 minutos ganaba 2-0 y Guillermo, sobre la hora, se reviró cuando el Técnico lo sacó para congelar los minutos finales. Toda esa irreverencia que destilaba su juego en la cancha cruzó la línea de cal cuando el Mariscal dispuso el reemplazo. Y el crack en potencia de 20 años le dejó claro su desacuerdo a la leyenda del fútbol vestido de entrenador. No sólo con un gesto: cuando paso por delante del DT se sacó la camiseta y se la tiro a los pies. 
"Se enojó porque quería terminar el partido en la cancha. Yo lo quería matar. Y cuando llegamos al vestuario, entre los festejos y la alegría por el triunfo, veo que Guillermo se me acerca para decirme algo...", relata Perfumo. Pero Guille, que se dió cuenta de que había cruzado la raya con sus berretines, no pudo ofrecerle las disculpas del caso en el momento. Recién el martes, en la practica, pudo cerrar la historia: "Le dije que no me pidiera disculpas a mí si no a sus compañeros, porque según ese gesto el que lo reemplazó, para él, era un tronco...". Y aprendió la lección... 

Moscas verdes para el charlatán

Se viene nuestro libro y no paramos, vamos por más. Fuimos a buscar al DT más ganador de la historia de Boca Juniors, pero también el que más dirigió a Guillermo Barros Schelotto en su etapa como jugador profesional: Carlos Bianchi. 
Acá les dejamos un adelanto, sólo una pequeña porción de la entrevista en la cual el Virrey nos atendió como lo que es: un señor. El resto, todo el video completo, estará disponible cuando publiquemos el libro.
En este fragmento el DT habla sobre la imagen de la entrada: su llegada a Boca en el año 1998 cuando se lo fotografió hablando con Guillermo y Palermo, recién llegados al club de la ribera también, con conflictos heredados de la rivalidad entre triperos y pincharratas. La prensa escribió que Bianchi les había dicho "uno de los dos se queda y el otro se va". Él mismo nos cuenta qué les dijo.


Apunado de locura va a dejarme esta altura

Venimos de la performance más importante en la historia del Grana dejando todo en la altura de La Paz, también de visitar a Guillermo en su partido número 100 como director técnico de Lanús. Como si ésto fuera poco, el crecimiento del Blog pareciera no tener techo.
Con mucho esfuerzo, y agradeciendo la colaboración de los departamentos de prensa de Boca Juniors y Club Atlético Lanús, donde destacamos el gran esmero por tendernos una mano de manera desinteresada de Mariel Bruno, tesorera del granate, estamos en condiciones de confirmar que este espacio, sumado a bastante material aún no publicado, próximamente se encontrará en las librearías. ¡Seremos libro! 
Sí, como leíste. Hoy mismo firmamos el contrato con Ediciones Corregidor y con el correr del tiempo iremos dando más detalles de cómo será el libro de las anécdotas y berretines de Guillermo Barros Schelotto, su título y, particularmente, el prólogo, del cual podríamos tener una importante sorpresa.
¡Gracias, muchas gracias a todos ustedes!

En qué lugar habrá consuelo para mi locura

No hay nada que reprocharse. Ayer 15/05/2014 se fue la última esperanza del sueño Copero 2014. Lanús dejó todo en cancha, y más. La piel, el corazón y esas cosas que hay que poner, también. Tuvo demasiada hombría para pelear el título hasta la 18º fecha del Torneo Final simultáneamente con la Copa Libertadores, yendo a La Paz a enfrentar a Bolivar por los cuartos de final. 
Guillermo trabajando inclusive en el avión hacia Bolivia.
Desde un principio se sabía que iba a ser una epopeya obtener una victoria. No es joda jugar a 3650 metros sobre el nivel del mar, por algo Guillermo dispuso que el plantel llegue desde Santa Cruz de la Sierra a La Paz sobre la hora del partido, para no sentir tanto el impacto. De hecho, para hacernos una idea de lo complejo que es llevarse los 3 puntos de estadios como el Hernando Siles, el último que lo hizo fue el equipo que lo vio al Mellizo levantar cantidades de trofeos, Boca Juniors, pero allá a lo lejos, el 22/02/1970 ganándole por 3-2 al mismísimo Bolívar.
Es cierto que la expulsión irresponsable de un gran jugador como Izquierdoz tornó aún más milagrosa la posibilidad de clasificarse a la semifinal de la Copa y enfrentar a San Lorenzo. Pero, insisto, así y todo hubiera sido dificilísimo, costaba mucho hasta encontrar pase en un compañero, tener cohesión en el ataque, poder pensar futbolísticamente qué hacer. Literalmente se caía en "vamos a hacer lo que podamos, a la carga barracas". En efecto, cada pelota parada fue la esperanza de romper el cero en el marcador.
El partido se hizo cuesta arriba en todo momento. La diferencia física respecto del local era muy notoria desde el inicio y hasta se dejaban ver ciertas discordancias para tocar el balón o incluso controlarlo, parecía que tenía un sapo adentro. Había que medir los esfuerzos constantemente y Bolivar, a sabiendas de ello, utilizaba todo el ancho de la cancha para abrir una defensa con limitaciones producto de la altura. 
Guillermo también dejó todo hasta el final.
Hubo momentos donde el Grana pudo llegar con claridad y descontar, pero ya está, no hay que buscarle mayor explicación. Se vieron jugadores como el Marciano Ortiz salir totalmente agotado, Somoza no abandonar el campo de juego hasta un pique inconmensurable para ir a buscar a dos rivales en el que fundió bielas, Marchesin siendo una fiera con atajadas descomunales, y el Capitán Goltz... un fiel guerrero, dejó la vida en cada cruce mano a mano, terminó el partido en cancha casi sin poder siquiera caminar. Él fue la imagen de Lanús.
Así se juega la Copa, señores, y los grandes mueren de pie. Guillermo Barros Schelotto terminó el partido con 4 delanteros en cancha, y en La Paz, todos dieron el plus necesario para dejar la bandera granate más alta que nunca. Siéntanse orgullosos. Desde el barrio, el mundo respeta a Lanús. Que el resultado no opaque lo mucho que hizo este club: historia. Dejaron la piel. Mírense el pecho. Al escudo de Lanús lo respeta toda América.
El domingo es el turno de recibir a Newell's por la ultima fecha del Torneo Final 2014. Y no sólo el hincha debe ir a alentar, si no a agradecer al cuerpo técnico, jugadores y dirigentes por este presente. Por cierto, ese mismo día se cumplen 100 partidos de Guillermo Barros Schelotto al frente de la dirección técnica del Club Atlético Lanús.
No podemos terminar esta reflexión sin antes dejarles un berretín de Guillermo: "Cuarto, cuarto, ¿las pelotas dónde están? ¡¡Daaale, para qué estás!!".

Hay un destino que no tiene pruebas, por eso esta historia

Luego de la frustrante Copa América de 1999, Guille volvió a ser llamado para dos amistosos contra la Selección de Brasil. De esa manera, Bielsa dejaba en claro que el Melli era de los pocos que habían sobrevivido a la experiencia copera y que, pese a no haberla jugado en su mejor nivel, lo seguía teniendo en cuenta. En ese mismo mes, quizás alimentado por los buenos 35 minutos jugados en un examen de alto nivel como fue el de Brasil, Bielsa decidió llamar a Guillermo a una reunión en Ezeiza. La cita, a solas, fue bien temprano: lo esperaba a las ocho de la mañana en el predio de la AFA. Hasta allí fue Guillermo, no sin antes pedir permiso en Boca, ya que era muy probable que llegara tarde al entrenamiento.
Guillermo gambeteando ante la atenta mirada de Bielsa
El técnico de la Selección lo recibió en el hall de la concentración y, tal cual era su costumbre, lo propuso salir a caminar. Ahí, ellos dos, entre los árboles y el sol de primavera que recién empezaba a calentar, el entrenador le confesó algo más que el motivo de su llamada...
- Quería informarle que mi intención es empezar, con anticipación, a definir algunas cuestiones para el Mundial...
- Está bien, Marcelo.
- Y por eso está usted acá. Tengo una lista de 16 jugadores, de los cuales ocho, casi con seguridad, van a ir al Mundial. Y en esa lista está su nombre. Prepárese, es algo que voy a definir pronto...
Era así, nomás. Obsesivo y planificador compulsivo, casi tres años antes de Corea - Japón, Bielsa ya vivía el Mundial. Jamás hubiese pensado que tanta preparación le duraría tan poco. La charla con el Mellizo, finalmente, fue muy breve: "Apenas jugué unos minutos contra Colombia, en un amistoso. Y después no tuve más posibilidades", recuerda. Al igual que la estadía del 7 de Boca en la Selección. Pese a esas palabras del entrenador que parecían potenciar futuras convocatorias, las chances de Guillermo disminuyeron.
Octubre de 1999, en el amistoso de la Selección contra Colombia justo en la previa de un River - Boca, fue una pesadilla para Bianchi: el Melli entró a los 21 minutos del segundo tiempo por Andrés Guglielminpietro y sobre el final del partido se desgarró. Esos 24 minutos que estuvo en cancha, hasta que fue reemplazado por Nelson Vivas, serían, de todas formas, mucho más significativos para Guille: de ese día el archivo guarda sus últimas fotos con la celeste y blanca.
La tirante relación entre Boca y la Selección, sustentada justamente en las polémicas por algunos jugadores que volvieron lesionados tras sus respectivas convocatorias, revivió a fines del 2001. En aquella oportunidad, Bielsa volvió a llamar a Guillermo y a Riquelme para el último partido de Eliminatorias, ante Uruguay. Con la Argentina ya clasificada para el Mundial del 2002 y ante la inminencia de otra final Intercontinental con Boca en Japón, esta vez frente al Bayern Münich, la citación puso a los jugadores en una disyuntiva difícil de resolver. Había, entonces, que tomar una decisión. Y Bianchi, de común acuerdo con los jugadores, se encargó de hacerlo:
- Quiero decirles que vamos a hablar para que se queden en Boca. El técnico, para probarlos, tuvo tres años. Nosotros, en diez días, jugamos una final del mundo.
- Está bien, es razonable.
- Distinta sería la situación si Argentina no estuviese clasificada y ustedes fueran necesarios. Pero contra Uruguay juega para cumplir. Nosotros, contra el Bayern, no. Lo más lógico es que se queden.
- Estamos de acuerdo.
La Selección del Loco.
Al final, Guillermo y Riquelme aprobaron la charla con Bianchi y ellos también se jugaron por Boca. "En el fondo, Bielsa reclamaba de esa situación un espíritu más amateur de los jugadores, en el sentido de querer ir a la Selección sin evaluar lo que estaba en juego. Pero era difícil actuar así. Primero, porque uno no es amateur. Es profesional. Y después, porque Boca se jugaba algo mucho más importante. Y para mí, que había jugado tan pocos minutos contra el Real en el 2000, esa Intercontinental contra el Bayern era saldar una cuenta pendiente", analiza Guillermo esa complicada decisión.
Decisión de Bielsa o represalia hacia Boca por no haberlo cedido en aquella ocasión, Guille nunca más fue convocado a la Selección. Y así se cerró su historia con la celeste y blanca.
"Si bien la responsabilidad de no haber tenido una mejor actuación es mía, creo que también influyó el hecho de que nunca fui dirigido por un técnico que me conociera desde antes, como les pasó a varios jugadores de River con Passarella. Por ahí, con Bianchi o Griguol en ese cargo, por citar a los dos con los que más tiempo estuve, habría tenido más continuidad o me hubieran dado más confianza, porque sabían perfectamente lo que les podía dar. Pero reconozco que hubo otros jugadores, mientras yo estuve, que aprovecharon mejor sus oportunidades y rindieron mejor que yo. Más allá de que te pueda gustar o no, en la Selección es así", reflexiona Guillermo Barros Schelotto sobre esa etapa de su carrera.

La rabia nunca murió cuando mataron al perro

"A mí, en Boca, no me echaron nunca en partidos oficiales", dijo alguna vez el Mellizo cuando se le achacaba sobre su patentado gesto de revolear la mano hacia atrás protestándole al árbitro de turno alguna jugada que, a su juicio, debió ser cobrada. Tenía fundamento aquélla afirmación. Las amarillas parecían ser su límite: había recibido 48 en 180 partidos (en Gimnasia, en cambio, sobre la misma cantidad de partidos lo habían expulsado 6 veces).
Pero un día llegó la roja. Nunca es oportuna, mucho menos en el debut por Copa Libertadores y justo en la noche que había salido como capitán. Fue en el 2-0 contra Independiente de Medellín, el jueves 20/02/2003, que Guille se cansó de los golpes. Primero tuvo un encontronazo con Luis Perea (a los pocos meses resultaría nuevo compañero en Boca) y más tarde llegó el round final: Felipe Baloy lo cruzó feo, el Melli reaccionó y casi se van a las manos. En el revuelo hubo muchos más jugadores, empujones y el infaltable pegue, Boca, pegue de la tribuna. El árbitro brasileño, Marcio Rezende, echó a los dos participantes del incidente.
"Me dio bronca porque fue producto de una reacción a varios golpes premeditados. De lo contrario no me hubiesen echado. Podrán decir que hablo con los árbitros, que tal vez con mis gestos hago que la gente reaccione y los insulte, pero no lo hago con la intención de que éso ocurra. Siempre dialogué con ellos sin agredirlos. Y en la cancha, me pegaron mucho más de lo que yo pude haber pegado o incluso hablado. De hecho, la única vez que dí un codazo fue en Gimnasia: en un tiro libre, yo estaba tratando de desacomodar la barrera y no paraban de pegarme. No sé quién era, pero de la calentura reaccioné con un codazo al montón y tuve la mala suerte de que se lo dí a Ruggeri. De repente, escuché su voz desafiante: '¡¿A miiiiiií me pegasssssste?!'. Me quería morir....".