Luciendo mi saquito blusero

Por estas horas está corriendo por los pasillos de La Boca la vuelta del Mellizo. Sí, pero como DT, está claro. En tiempos donde el actual entrenador es Carlos Bianchi, aunque los resultados no sean los habituales en la exitosa historia del Virrey, todos los hinchas disfrutamos de tener nuevamente el privilegio de ver al mejor de todos los tiempos en su materia en el club de la ribera. 
No obstante, hay versiones que lo sindican a Guillermo como su reemplazante a partir de enero próximo, versión que me parece absolutamente descabellada, no sólo porque sabemos del valor que le da a la palabra el actual DT de Lanús, teniendo como premisa el contrato que tiene con aquél club hasta junio de 2014, si no también por la falta de sustento del mismo rumor ante los dichos del técnico de Boca en conferencia de prensa: “Estoy muy contento de haber vuelto, a mí nadie me obligó. Vine porque me vinieron a buscar y porque tenía ganas también de trabajar. Yo conocía este club, cómo era. Las personas que pusieron eso, que digan de dónde lo sacaron”, comentó sobre publicaciones que indicaron que el año que viene dejará el cargo. “Se van a aburrir si yo me voy”, agregó con una sonrisa y no sin ironía.
En este sentido, Marcelo London, protesorero de Boca, había dicho que cuando Bianchi cumpla su contrato le iba a tocar la oportunidad a Guillermo Barros Schelotto o Martín Palermo en el banco "xeneize". No tardó mucho en recoger el guante quien ustedes, lectores, esperan. Sí, Juan Román Riquelme, quien respaldó al DT con frases como "Si los dirigentes son normales intentarán convencer a Bianchi que se quede más de tres años", y sentenciando "Los últimos años, desde 1998 muchos jugadores se han transformado en entrenadores. Todo el grupo que pasó por acá tenemos las cosas claras, a algunos les va a costar más llegar y a otros muy poquito. El tiempo siempre pone las cosas en su lugar". A todo ésto, Guillermo no se ha expresado salvo su hermano, Gustavo: "No hablé con Guillermo de la posibilidad de Boca. No lo pensamos".
Está claro. La posibilidad de que el Mellizo se siente en el banco de suplentes Xeneize existe. No da la sensación mientras Riquelme esté en el club, ya sea como jugador o en otra función, ni tampoco, con seguridad, él teniendo un compromiso que cumplir en otra institución. Aunque esas voces dicen que Angelici quiere terminar su mandato, después de Bianchi, con Guillermo Barros Schelotto en la dirección táctica del primer equipo de Boca Juniors.
De todas formas, ésto me vino como una excelente excusa para recordarles un momento tan triste como emocionante. Alguien diría que las despedidas son esos dolores dulces...


Quitar la máscara de aquél que va disfrazado de amigo

La conferencia de prensa transcurría sin sobresaltos, convencional, algo dolorosa después de una victoria cómoda que se transformó en sufrido 2-2, tras un subcampeonato que derivó en tercer puesto. Guillermo Barros Schelotto estaba en plena ronda, con varias cámaras y micrófonos alrededor, a la salida de la nave, tal como se conoce a la zona de vestuarios en el Nuevo Gasómetro. 
“No tenemos nada que envidiarle a nadie. Newell’s fue un justo campeón y la diferencia con ellos fue chica. De hecho, en Rosario le ganamos 3-0. Lo mismo sucedió con San Lorenzo, donde salvo entre su primer y segundo gol, dominamos. Nos perdimos cuatro goles debajo del arco… Pero nos queda esa sensación de que podemos…”, decía el Melli cuando, a metros de la reja que lo separaba con el periodismo, oyó una daga de un hincha de San Lorenzo. “Dejá de mentir, dejá de mentir Guillermo…”. ¡Para qué! 

El técnico de Lanús paró todo. “Andá y llévatelo por favor…”, le pidió a un policía que lo detenga y el policía, sin muchas ganas que digamos, pegó toda la vuelta y lo intentó de buen modo y con cero eficacia. Al rato, después de haberse desplazado unos metros hacia la puerta, el hincha regresó. Guillermo notó el retorno y se resignó. “Es increíble. Acá no pueden venir los hinchas de Lanús pero después aparece cualquiera”, se quejó.

Acá les dejo el video




Para mí que se tragó de golpe toda la Vitina!

En marzo de 2013 el Mellizo fue entrevistado por Fernando Niembro en el programa La Última Palabra, donde repasó toda su historia futbolística y sus inicios como DT en Lanús. A continuación los conceptos sobre su visión, ideas tácticas y técnicas, formación de juveniles, los DT que más le enseñaron, Martín Palermo, Estados Unidos, fútbol argentino, su último penal convertido, duelo copero contra River en el 2004, Bielsa y la Selección, y demás berretines y picardías de Guillermo Barros Schelotto.

"La tranquilidad muchas veces no depende de uno sólo si no del club, de la dirigencia, del plantel que te toca dirigir. Éso quizás es lo más difícil de conseguir. El tiempo y el trabajo, uno se puede organizar".

"Tenés que tener una buena pretemporada y después seguir en la parte física durante la semana. Entrenar, tenes que entrenar. Después vos elegís la forma: con pelota, sin pelota, hacerlo una vez por semana, hacerlo dos, pero el fútbol de hoy, como está, es inevitable tener que estar al límite de lo físico y lo futbolístico".

"La verdad en el fútbol no la tiene nadie, y como es dinámico hoy se juega sin punteros, pero aparece un equipo con punteros como el Barcelona y es el mejor equipo del mundo".

"El Bilbao o el Borussia Dortmund tienen siempre uno afuera y un puntero y van en busca del mano a mano, o el Bayern Münich".

"Yo creo que ha cambiado la forma del puntero. Antes quizás esperaba y ahora lo involucran más en el juego. Pero enseguida que agarra la pelota se tiene que abrir. Lo ves jugar al Bayern Münich y lo ves al francés, Ribéry, está siempre abierto, es muy difícil encontrarlo en el medio, y Robben arranca por allá (señala el otro extremo de la cancha)".

"La referencia (en el área) pero no en busca del nueve que solamente se limite a cabecear una pelota, si no que también pueda jugar". 

"La idea es jugar siempre con tres adelante para poder presionar. No que pasen alguna de las líneas sin presión, porque a medida que una línea presiona, a la segunda línea ya le va a llegar debilitado el jugador, obligado, no va a llegar con la pelota dominada como hubiera querido el jugador enfrentar esa línea".

"La técnica se perfecciona a través del toque, del entrenamiento. Griguol hacía mucho hincapié en los toques, incluso si hubiera permitido el medio toque, jugaríamos a medio toque. Hacía todos trabajos de uno o dos toques. Después estaba Carlos Bianchi que era a tres toques máximo.
El Indio Solari trabajaba mucho en lo táctico y después trabajaba en la técnica pero era muy personal".

"Lo que no aprendés en inferiores, no lo aprendés en Primera. Si lo aprendés en Primera, es tarde. En Primera el técnico ya necesita resultados, y no puede a veces esperar tanto a los jugadores de inferiores".

"Obviamente uno va copiando cosas de todos los entrenadores, pero quizás con los que estuviste más tiempo te quedan más cosas. Los técnicos con los que más estuve fueron Griguol en Gimnasia, Bianchi en Boca, de Gregorio Pérez la organización y el hecho de haberme hecho debutar me hace tener muy presente todo lo que viene a aquélla época. Creo que de éstos tres técnicos es de donde uno más pudo haber copiados cosas".

"Hablando con Mario Griguol él nos dice que el Viejo, cuando llegó a Gimnasia, le preguntó él '¿y ahora qué vamos a hacer, Carlos?', y ahora vamos a jugar mejor, me dice. Todos los que jugamos en Gimnasia en aquélla época coincidimos en que nos hizo pensar, nos abrió la cabeza, para ver cómo jugábamos al fútbol". 

"Hablo con los más chicos y les digo que primero terminen el colegio. Todo lo que puedan desarrollar les va a dar una oportunidad de vivir mejor, de tener una vida mucho más completa".

"Creo que con Palermo nos complementábamos muy bien. Nos juntaron a dos jugadores que éramos totalmente diferente como jugábamos pero que era el complemento ideal del otro".

"Muchas veces me han dicho 'cómo hacés para ponerla ahí'. No era que tenía un lugar, yo sabía que era por ahí. Yo sabía que la pelota tenía que ir ahí, en esa zona ganaba él porque de arriba te mataba. Él siempre iba al segundo palo".

"El Bambino hizo mucho, no en la cancha, nos compró a los dos, nos puso en la pieza para que vayamos... (gesticula en el sentido de ir conociéndose)".

"Para mí el Bambino no sabía nada (sobre toda la historia de competencias y peleas de chicos, tanto en las respectivas escuelas como en inferiores), porque nunca lo dijo, es más, nosotros nos sorprendimos que estábamos juntos en la habitación. Es más, hay una foto en un clásico previo, nosotros jugamos en el '97 para mayo/junio/julio, el clásico en La Plata y los dos éramos los capitanes. Nos damos la mano y los dos miramos para atrás, y al mes estábamos los dos en Boca". 


"El día anterior que teníamos que entrenar en Empleados de Comercio íbamos por la Autopista La Plata - Buenos Aires y él ve que, como yo iba con Gustavo adelante, hace el gesto como que nos seguía porque no sabía llegar, y llegamos los dos. El entrenamiento era a las diez y llegamos ocho y media. Estuvimos cuarenta y cinco minutos sin hablar en el vestuario. No teníamos relación".

"Yo siempre había jugado de enganche en inferiores, era más de asistir, pero hacía muchos goles me acuerdo, más que cuando jugaba por afuera. Me gustó cuando Russo me dió la chance de jugar como enganche, pero no llegué a jugar, salvo en el verano, porque después arregla Riquelme antes de la primera fecha con Banfield y él arma un doble cinco. Después en Estados Unidos fui el enganche".

"En Estados Unidos tuve un plantel muy jóven y bueno técnicamente. El entrenador me puso ahí porque sabía mi edad y mi forma de jugar, que tenía que jugar de enganche y que sabía que podía organizar el ataque".

"De a poco el fútbol cambió y faltan los gambeteadores".

"Los técnicos mismos, en inferiores, buscan al nuevo Messi. Vienen veinte a prueba, 'a ver dónde está el Messi' (emula a los DT's). Y me olvidé de buscar el cuatro, el ocho, el tres, el seis. Messi hay uno solo y nos damos cuenta todos, y cualquiera se da cuenta que va a ser como Messi si lo ve jugar. Lo difícil está ahí, en encontrar el cuatro, el ocho, el seis, el que vos sabés que, si lo potencio, va a mejorar, si lo entreno, va a mejorar".

"En el fútbol argentino está muy comprimido el partido, es muy difícil ver un gol lindo, porque hay tanta necesidad de resultado y nos conocemos tanto y hay tanto estudio que sabés perfectamente cómo juegan todos, si uno sabe hasta los suplentes cómo van a jugar".

"Tiré muy pocos penales a colocar. Igual aprendí de grande, porque el mejor penal que pateé fue el último, contra Boca en el Bosque. Si perdíamos, descendíamos. Va a haber un penal, porque era la situación más incómoda que a mí me va a tocar vivir. Un penal contra Boca, que si lo erraba, qué iba a decir la gente de Gimnasia, y si lo hacía, se enojaba la gente de Boca, y ya había pateado dos penales para Boca contra Gimnasia, y los había errado los dos. Y fue el que mejor pateé. Me acuerdo que dije 'yo lo voy a tirar ahí, si es gol, es gol y si lo erro, lo erro'".

"Fue incómodo, por lo que iban a opinar. Yo lo quería hacer el gol, ¿cómo no voy a querer hacerlo? Como cuando aquélla vez pateé los penales jugando para Boca en contra de Gimnasia, es una responsabilidad y uno es profesional, pero era muy incómodo. Incluso cuando hago el gol yo salgo corriendo pero estaba más contento de la situación que había salido que del gol mismo".

"Siempre decía que el día que deje de jugar quería ser técnico".

"De los técnicos yo siempre miraba mucha más que la parte humana la parte futbolística, profesional. No me interesaba mucho lo humano".

"Con Basile no tengo relación, pero no me molestó que me sacara. Con Russo sí tengo muy buena relación, incluso fue el técnico cuando me fuí de Boca".

"Yo me dí cuenta que me tenía que ir (de Boca) porque hacía ya diez años que estaba y con Basile ya no había jugado, había vuelto a jugar con Lavolpe, y con Russo no jugaba. Iba a terminar una relación con el club mala y no quería".

"Siempre me cuidé, siempre me gustó quedarme más en mi casa comiendo con un amigo que ir a algún lado afuera".

"A Estados Unidos no fui a juntar plata, cobraba menos que en Boca. Si era por plata, me hubiera quedado en Boca".

"En aquél momento (2007, cuando se fue de Boca), con la dirigencia que estaba era imposible que yo jugara en Gimnasia. Más allá de que yo soy hincha de Gimnasia y quiero lo mejor para Gimnasia, yo con ellos no hubiera jugado, no voy a jugar y no jugaré nunca o no entrenaré nunca mientras ellos estén en el club. Hoy en Gimnasia gracias a Dios hay otra dirigencia, por éso volví".

"Seguro que voy a ser técnico de Boca, (se corrige sonriendo) creo que sí, me gustaría, pero no sé si será en el futuro, creo que sí porque a uno le gusta ser entrenador pero también tiene que ir demostrándolo".

"Quiero que Lanús tenga nuestro propio estilo y que gane porque todos jugamos para ganar".

- Niembro: "Tuviste doble actividad deportiva" - Guillermo: "Nooo (entre risas)... alguien me agarra de atrás y yo... me lo saco de encima" (referencia al River - Boca por la revancha de la Copa Libertadores 2004, cuando el Mellizo le pega una piña a Gabriel Macaya).

"Yo no lo hago echar a Sambueza, en el imaginario colectivo está éso".

"Teníamos un equipo con mucha experiencia. Veníamos jugando muchos partidos importantes y haber llegado ahí a la semifinal con River y con hinchas de River, creo que era un escenario que a ese equipo lo ponía mejor todavía, no era una presión para nosotros, era un desafío más".

"Tiramos el córner y se da que Rojas se lesiona la rodilla. Sambueza le dice al línea un insulto, y el línea me mira como diciendo 'lo voy a echar porque me insultó', yo lo miro al línea como diciendo 'estás expuesto, lo tenés que echar'. Yo nunca le dije nada a Sambueza. Y ahí pasan a tener dos jugadores menos porque lo echan a Sambueza y se lesiona Rojas, y ya no tenían más cambios".

"Era pícaro, en el buen sentido. Si estaba dentro de la ley, lo podía hacer".

"Normalmente insultaba cuando me pegaban porque era la manera que tenía de protegerme, en lugar de ir y pegar un codazo en la jugada siguiente".

"A veces en la jugada salía algo... como vos me decís, 'ahora te rompo una pierna', y le decía 'no me vas a poder agarrar porque te voy a hacer otro caño'" (sonrisa pícara).

"Muchas veces llegaba a casa y decía que no me cobraron un penal porque era yo, de Boca".

"Si hago una autocrítica, capaz si no hubiera protestado tanto, hubiera jugado mejor. En el tiempo Bianchi me lo decía todos los días, y yo decía que era una forma de estar concentrado".

"La Selección fue una deuda, haber jugado un Mundial, el del 2002".

"Bielsa me hacía correr al tres, pero lo hacía, no tenía problemas. Lo respeto. En Boca jugaba lo mismo, pero hasta la mitad de cancha".

"En el 2001 ó 2000 Bielsa me llamó y me dijo que ya tenía 16 jugadores y yo estaba en la lista de los 10, y que de esos 10 van a ir 6, me dice 'pero tenés que demostrar que estás para ir al Mundial'. No le gustaba. Después apareció Caniggia. Yo pensé que iba a seguir siendo citado, porque desde el 98 hasta el 2002 había sido citado casi siempre. Después arranca el 2002 y Caniggia vuelve en un nivel muy bueno en Escocia, y bueno...".


No hay más tiempo que el que te queda, ésa es toda tu oportunidad

Guillermo Barros Schelotto brindó ayer una conferencia de prensa respecto del partido de este miércoles, 06/11/2013, donde Lanús visitará el Monumental para enfrentarse a River, y nuevamente a Ramón Díaz, para intentar sellar el pasaje a la Semifinal de la Copa Sudamericana como así también, de esta manera, obtener el pasaporte a la próxima Copa Libertadores. El Mellizo, que no ocupará el banco de suplentes por estar cumpliendo la segunda de las cuatro fechas de suspensión que le impuso el Tribunal de Disciplina de la Conmebol por ofensa verbal al árbitro Heber Lopes en el partido contra Universidad de Chile, en Santiago, se refirió a cómo se dará el trámite del encuentro, el planteo de su conjunto, la eventualidad de los penales, y la circunstancia de que mientras él no ocupa el puesto de DT no haya comunicación directa con su hermano, Gustavo, como también sucedió en el partido de Ida.

Aquí algunas de sus frases:

"El partido de mañana me parece va a tener relación con que se llegue a hacer un gol por  cualquiera de los dos equipos en los primeros minutos". 

"Cualquier incidencia al inicio del partido va a repercutir en lo táctico o en lo que podamos arriesgar los equipos".

"El que cometa un error, seguramente va a cometer EL error del partido".

"No se va a regalar nada".

"Va a ser un partido muy cerrado, de ambas partes, típico de Copa".

"Es muy importante en la historia de Lanús y en la historia nuestra de poder llegar a Semifinal porque es el objetivo del grupo".

"En la ideología con Gustavo o con Ariel no estamos tan alejados como para que ellos puedan tomar una resolución de manera independiente".

"Pienso en que Lanús gane para venir el jueves o viernes acá y que la gente de Lanús esté contenta".

"Creemos que es un momento de mucha tensión, donde el jugador lo debe manejar más por personalidad que por capacidad para patear un penal porque todos están preparados para patear un penal".

"Nos tocó contra un grande como River y estamos de igual a igual, jugándola, peleándola y trataremos de ganar mañana en el Monumental".

"Ojalá el jueves o viernes cuando volvamos a entrenar tengamos la alegría de toda la ciudad".



Y si mi boca de dragón enciende la mecha!

Los mellizos Barros Schelotto, de pequeños, se la pasaban jugando al fútbol, ya sea en el patio de la casa de la diagonal, si llovía se armaba un arco a arco o, en realidad, un puerta a puerta desde las habitaciones, y se jugaba a un toque con la pelotita de tenis. Si el clima los dejaba, el Estadio era el patio contiguo al consultorio de Don Hugo Barros Schelotto, ahí donde pergeñaron las diabluras que a la postre nos harían delirar. Pero por ese entonces los gritos no eran de nosotros, los hinchas, si no de una madre como Cristina al borde del ataque de nervios y harta de encontrar  macetas con azaleas partidas y un padre cansado del escuchar el crash de algún vidrio roto. "Nos podíamos pasar tardes enteras jugando entre nosotros. Perdíamos completamente la noción del tiempo. Jugar a la pelota nos hacía muy felices. Construíamos nuestro propio mundo y competíamos a morir. Nos sacábamos los ojos con tal de ganarle al otro", cuenta Guillermo.
Guillermo con la 9 de su primer club, For Ever
Un tiro con demasiada vehemencia y nula dirección marcó el final de los picaditos en el patio de la casa de la diagonal. El remate de Guille rompió un vidrio, la paciencia de la familia y también la de la paciente que Don Hugo atendía en el consultorio contiguo al patio. Justamente fue ella, la señora Nelly Amado, la que le recomendó al doctor Hugo llevar a los Mellizos a descargar toda esa vivacidad en For Ever, un club en el barrio El Mondongo que posteriormente se mudaría a la calle 69 entre 12 y 13, cerca de la casa. y Ahí fueron...
De aquel partido, en la canchita de Villa Elvira, nace el recuerdo de la imágen chaplinesca de Guillermo y Gustavo: "Había que verlos tan serios y disfrazados de futbolistas. Dos años, a esa edad, es mucha diferencia. Encima ellos eran chiquititos. A todos nos causaban mucha gracia porque la camiseta del equipo les asomaba por abajo del pantalón corto", recuerda Miguel Peñalva, quien sería el primer técnico de los mellizos en este mundo llamado fútbol. "El primer día, nomás, Guille de movida se paró como delantero y Gustavo, unos metros más atrás, de volante. Y siempre jugaron así", completa el testigo de las primeras picardías.
En un par de años los mellizos Barros Schelotto se transformaron en las figuras del club, y entre los equipos rivales de la LIFIPA (Liga de Fútbol Infantil Platense Amateur) el objetivo común era ganarle a los mellizos. "Primero jugaban para la categoría 73 y luego también lo hacían en la 72. Y se empezaron a hacer famosos no sólo por las maravillas que hacían en la cancha sino también por lo que hablaban. Tenían una gambeta espectacular y una lengua que mamma mía!... Eran terribles. Los cargaban a los adversarios, les contestaban a los viejos que le decían algo de afuera, se burlaban de los técnicos rivales... Cada dos por tres se armaba un quilombo bárbaro. Y, claro, a veces también cobraran por pasarse de pícaros. Pero si les tocaba recibir se la aguantaban porque eran muy guapos", explica Peñalva, que más de una vez tuvo que intervenir para salvar a sus pequeños demonios.
Entre tantas anécdotas que su primer entrenador cuenta, aclara que así eran solamente dentro de la cancha: "Afuera tenían mil amigos. Estaban en todos los cumpleaños y no tenían problemas con nadie. Siempre fueron muy agradecidos. No se olvidan de la gente que los ayudó en su momento", se emociona Peñalva, al tiempo que confiesa nunca haber dudado de que los mellizos iban a llegar bien lejos en el fútbol profesional. "Después de tantos años trabajando en el fútbol infantil, uno se da cuenta cuándo un jugador es diferente. Y ellos tenían que llegar porque son locos por el fútbol. Verdaderamente aman lo que hacen. Y así todo es más fácil".