Y me gusta el rock, el maldito rock!

Estamos en presencia del partido número 153 de Guillermo Barros Schelotto al frente de la dirección técnica del primer equipo del Club Lanús y nos encontramos nuevamente en una instancia decisiva. Esta vez por la Copa Argentina edición 2015 en un duelo siempre complicado versus Vélez Sársfield. No sólo por la naturaleza intrínseca que supone jugar contra este rival si no también por los condimentos extra que devienen en la propia historia del Mellizo jugando para Gimnasia o Boca. Y por qué no también agravado por el cuerpo técnico rival comandado por Miguel Ángel Russo e integrado por Guillermo Cinquetti, de quienes no es necesario emitir referencias.
Luego de una victoria que parecía consumada con la figura excluyente del Polaco Fritzler, el juez del partido, Beligoy, otorgó un polémico penal sobre Cubero a tres minutos del cierre, lo que posibilitó la definición medante una serie de remates desde el punto penal. En dicha instancia el Mono Monetti se erigió como gran artífice para así superar al equipo oriundo del barrio porteño de Liniers.
Otra vez Lanús volvió a sacar el pecho en una instancia crucial con un Guillermo a todo vapor, encendido, arriesgado, perspicaz, pero sobre todo líder (y también expulsado, claro). Liderazgo que por algunas veredas no abunda sobre todo cuando hay que sacar a relucir la chapa que alguna vez brilló y hoy luce un tanto oxidada.
El entrenador granate está en una nueva semifinal de Copa habiendo ya ganado la Sudamericana y obteniendo un subcampeonato doméstico. El Club Lanús está nuevamente a punto caramelo de sumar una nueva estrella.
¿Cómo se festeja ésto, se preguntan? Así, con barrio, fútbol y rock, "el maldito rock, siempre me lleva al diablo, no tengo religión!"