Tanto vértigo es la vida, no hay más que hacer sólo subirla!

Hace diez años muchos teníamos la costumbre de juntarnos a ver fútbol en el clásico bar de la esquina del barrio, donde nos encontrábamos todos los futboleros y nos gritábamos los goles como si nosotros  mismos estuviésemos jugando. Y una de esas tantas veces la boca se nos llenó de gol más estruendosamente que todas; recuerdo haberme parado a grito pelado, revoleando todos los diarios de aquél bar que se encontraban en una especie de cajuela. 
Aquel 01/06/2003 Guillermo Barros Schelotto se compró gran parte del título de ídolo de por vida, y fue nada más ni nada menos que contra el clásico rival de toda la vida que, junto con los brasileños, el 7 se sentía más inspirado que nunca. Vaya casualidad... un gran ídolo apareciendo en los momentos importantes.
Aquélla vez fue muy determinante, ya que se estaba jugando en La Bombonera con una actuación inesperada, Boca perdía 2-0, con justicia, y el Ingeniero Pellegrini, DT de River en aquél momento, decidió sacar a Cavenaghi.
- ¿Cómo está Tevez, doctor? 
- Así no puede más, Carlos. Tiene que salir…
- ¿Alguien más tiene algún problema?
- Sí, Guille…
- ¿Vos estás para salir, Guillermo? Si no podés, hago el cambio. Todos saben lo que pienso: es mejor un jugador al 100% que uno que no lo está…
- No, no, está bien. Además, ya va a salir Carlitos. Yo sigo
La charla entre Bianchi, el doctor Veiga y sus jugadores planteaban el peor escenario. Sin su estrella naciente y sin el ídolo, quizás Boca jamás habría remontado esta historia. Pero el 7 bravo no abandonó a los suyos. Su voluntad y su orgullo eran más fuertes que el dolor que ya sentía en el aductor derecho. Y vaya si valió la pena semejante esfuerzo: con dos zurdazos en seis minutos, como para hacer más heroico ese momento cumbre de su carrera, Guille liquidó a Costanzo. Y la cancha explotó. De euforia y de tributo a un mellizo genial, que ya en el primer tiempo había empezado a armar su telaraña provocando la expulsión de Martín Demichelis.
El festejo, su festejo revoleando la camiseta al viento, con el grito de gol a máximo volumen, fue la expresión más sincera de lo que sintió. Luego, como para ratificar su identificación con la azul y oro, reconocería que le hubiera gustado estar en la tribuna, haber vivido ese momento como hincha de Boca.
Para Guille, el recuerdo estará vivo en cada rincón de su vida, y para los hinchas, grabado a fuego en el corazón: “Fue el partido que cualquier jugador sueña. Por el rival, por la circunstancia, por el resultado, por cómo festejó la gente a pesar de que no le pudimos regalar el triunfo. Sin dudas, es uno de los momentos más fuertes que viví en Boca”.
Dígame usted si no se le eriza la piel y no siente ganas de revolear todo como hice yo en aquél momento.




Cuando todo sea olvido otra vez, yo te recordaré

Hoy, 15/04/2013, hace exactamente 6 años Guillermo Barros Schelotto jugaba su último partido con la camiseta de Boca Juniors. Ya sin lugar en el equipo del entonces Miguel Angel Russo por quien ocupaba la delantera junto a Martín Palermo, Rodrigo Palacio, el 7 decide irse a la Major League Soccer para incorporarse al Columbus Crew en Estados Unidos, donde fue elegido oportunamente como MVP (Most Valuable Player).
El día 29/04/2007 el mejor 7 de la historia Xeneize se despedía en La Bombonera frente a su público de esta manera: "Fueron diez años maravillosos, fue lo que soñé cuando vine, voy a seguir soñando para la vuelta... Sé que no me van a olvidar, yo tampoco a ustedes".
Aún queda otra página gloriosa en su historia en el club, y será como Director Técnico.

El rastro de la conciencia

Llegó el día, 07/04/2013. En su conciencia ya existía este momento, lo estaba esperando. Hay que volver si no se puede estar distante, pensaba. Sí, volvió Guillermo Barros Schelotto a La Bombonera, esta vez como DT de Lanús. Y claro está, volvió de la mano de situaciones por las que todos íbamos a estar atentos: recibimiento y ovación de la gente, ¿saludo con Riquelme?, picardías, sensaciones de él con los hinchas, con la cancha y, lógicamente, protestas.
Recibimiento y ovación para Guille.
Tanto es así que en una jugada en que Guillermo pidió efusivamente falta, y su hermano Gustavo (ayudante de campo) también pero con menos vehemencia, los mellizos hacen una de sus diabluras tan conocidas, y el árbitro Ceballos expulsa del banco de suplentes a Gustavo Barros Schelotto. Éste se sienta, excusa de por medio, haciendo caso omiso a la sanción disciplinaria, se acerca Ceballos y, pícaro el 7 bravo, pregunta con ese clásico gesto de nunca haber hecho absolutamente nada "¿Qué pasó?". Capítulo aparte para Gustavo, protestando fiel al estilo que marcaron toda sus vidas y, posteriormente, una imagen exquisita dejándose ver al ayudante de campo asomándose detrás de un cartel publicitario atrás de un arco para espiar al lado del ex arquero tripero Enzo Noce. Nunca pierden esa viveza, picardía que los caracteriza.
Guillermo volvió a casa, su gente lo recibió como el ídolo que es, se saludó con todos, sí, inclusive con el 10, empleados del club y todo el que pasaba. La sonrisa del mejor extremo de la historia Xeneize no tardó en dibujarse más allá del decoro que auto exigió el mismísimo DT al no aceptar que le entreguen una placa en reconocimiento a su vínculo con Boca Juniors antes del inicio del partido en el campo de juego, si no en el vestuario, por respeto a su actual club.
Al finalizar el partido destacó el cariño de la gente para con él, sabe que el amor de La 12 (no me refiero nunca, jamás, a la barra, si no al hincha de Boca) es incondicional, que lo va a ver sentado en una butaca parecida a la que se sentó hoy pero unos metros más el costado, en el banco de suplentes local. Respecto del 0-0 donde su equipo no pudo desplegar el potencial que habitualmente suele hacer y Boca le manejó los tiempos pero no supo definirlo, el Mellizo dijo "Boca nos presionó muy bien".
Bienvenido a casa, Guille, todos esperábamos este encuentro, vos inclusive. Estás en una nueva gran etapa, ahora, plasmando tus convicciones futbolísticas y, como siempre, con éxito.

A continuación les dejo el video del ingreso a La Bombonera y la perlita de Gustavo.






Cada cual pisa como quiere y tiene su razón de ser

El 02/12/2012 por la fecha 18 del Torneo Inicial el Lanús de Guillermo Barros Schelotto se enfrentaba con River Plate. Por primera vez el 7 volvía al Monumental sin ser jugador de Boca Juniors, y ésto decía:

- Periodista: "En la semana dijiste 'River va a salir a atacar'. Te sorprendió la táctica de River?"

- Guillermo: "Me equivoqué mucho... totalmente".

Gestos elocuentes que evidencian la desilusión del Mellizo por encontrarse perdiendo 1-0 con el juego mezquino del, si se quiere, rival de toda su vida bis.

Finalizó diciendo "salimos nosotros a jugar nada más". Lo lleva en la piel: con River siempre es especial.

La leche hervía que hervía!

El 94 fue un año floreciente para Gimnasia. No sólo porque amaneció con una vuelta olímpica aquella en la Copa Centenario que se jugó de manera excepcional por los 100 años de la AFA, si no porque estuvo marcado por la desgracia ajena. Es decir, por el dolor pincharrata. 
Mientras el equipo que por ese entonces dirigía Roberto Perfumo alargaba los festejos de aquel triunfo en la final contra River, para Estudiantes cada domingo era un nuevo puñal. Si algo le faltaba a Gimnasia era aportar una palabra propia al entierro. Y éso lo logró con el triunfo por 2-1 en el clásico de ese torneo Clausura. Un éxito que se disfruto doble por el valor del empujón hacia el descenso al enemigo publico numero uno. Eran días donde la frustración del otro exacerbaba el orgullo propio, el azul y blanco. Así lo vivían los hinchas, que en cada esquina encontraban una razón para una cargada novedosa, y así también lo vivían los jugadores del plantel de Perfumo. Sobre todo aquellos con sello tripero en el orillo, como Guillermo Barros Schelotto... 
Ya convertido en ídolo y protegido de la hinchada de Gimnasia con apenas 20 años, con duelos habituales con la gente de Estudiantes por cualquier rincón de la ciudad, el mellizo se había tomado una particular costumbre por esos días de sufrimiento para el rival odiado: visitar el bar Costa Azul, en 48 entre 8 y 9, reducto rojo y blanco por excelencia en el corazón de La Plata, para compartir ese dolor profundo... 
Cuenta Roberto Perfumo: "Eran bravos los hermanitos... En ese torneo, cuando Estudiantes se estaba por ir al descenso. Guillermo se había tomado la costumbre de pasar por la puerta de ese bar donde paraban los hinchas de Estudiantes para hacerlos engranar. El mellizo pasaba por ahí a la tardecita, estacionaba el auto en la puerta y empezaba a mirar para adentro por la puerta y las ventanas del bar como quien esta buscando a alguien. Miraba y tocaba un par de bocinazos, volvía a mirar en silencio desde el auto... Y cuando desde adentro alguno lo reconocía y empezaban a salir a la puerta para ir a buscarlo, Guillermo les decía  'Se van para la B, Pinchas, se van para la B...' Y salia rajando antes de que lo mataran...".