Sentirte a mi lado me hará mucho mejor

Desde que Palermo se había ido de Boca, ¿cuántas veces La Bombonera hizo de su nombre un estruendoso grito? Al Titán no le estaba yendo bien en Europa, y eso alimentaba aún más las ilusiones. Juntos habían sido una dupla mucho más que temible en los comienzos de ambos en el club de la ribera, y si la memoria llegara a fallar, para eso estaban los números: 79 eran los partidos que habían compartido, con 48 triunfos, 20 empates, 11 derrotas y 83 goles entre los dos. Ellos eran la formula mágica del éxito, y estaba claro que algún día volverían a encontrarse. Ello ocurrió en 2004...
Debut amistoso en la vuelta de Palermo.
- Mauricio, hay que traer a Martín. Es el momento.
- No es fácil. Allá en Europa se paga mucho y hay que ver si él quiere volver.
- Si yo logro convencerlo, ¿lo traés?
- Vemos las condiciones. Pero sí, te doy la palabra.
- Yo también: Palermo va a volver a Boca.
Las charlas entre Guillermo y Macri se sucedieron en junio de ese 2004. El Mellizo actuó casi como intermediario, sin esperar nada a cambio más que estar junto a su socio en la delantera, y devolverle la alegría de jugar que el goleador había perdido en su voluntaria excursión europea. Hablaba con Martín, lo tanteaba, le daba razones, le informaba sobre todos los pasos. No cabía duda que era el momento: el sacudón por la renuncia de Bianchi y la llegada de Miguel Brindisi a un Boca renovado hacían necesario un golpe de efecto. Sólo el retorno de la exitosa dupla era capaz de hacer olvidar el pasado reciente, que incluía una inesperada derrota en la final de la Copa Libertadores. Así fue. El Loco metió la firma de su regreso a Boca y esa misma noche brindó con Guillermo. "Arriesgamos muchísimo por todo lo que hicimos antes. Pero es un desafío", era el centro de Guille. "Vale la pena intentarlo, lo voy a disfrutar muchísimo", fue el cabezazo de Martín. Como ayer, como siempre.

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