No tengo intenciones de ponerme a descifrar

Angel Sánchez, reconocido ex árbitro del fútbol argentino, cuenta una anécdota del rubro berretines del Mellizo. Ocurrió una noche de agosto de 1999, en un Boca-Racing en La Bombonera que se jugó un miércoles, por la segunda fecha del Apertura, y el disparador de la anécdota fue una jugada en la que Guillermo queda en posición adelantada.
El partido estaba empatado 1-1 y quedaba un puñado de minutos para poder quebrar la paridad que finalmente se mantuvo hasta el cierre del encuentro. Guillermo picó a toda velocidad a buscar el pase largo pero, entre fastidios, interrumpió la carrera cuando advirtió que el juez asistente Gerardo Bertone había levantado el banderín. Ahí nomas el siete bravo dedicó una pirotecnia de ademanes a la infracción cobrada. Los no con el dedo índice derecho se superponían con las negaciones con la cabeza y la mano que señalaba que estaba en la misma línea del último defensor. 
Á. Sánchez blandiendo la amarilla
Hasta que en el fragor del fastidio rebelde cometió un desliz y se le escapó un gesto de esos que se pagan con tarjeta roja: con la mirada clavada en el línea dibujó unas rayas verticales sobre su camiseta azul y oro... Y Bertone no esperó un segundo para llamar a Angel Sánchez. No había mucho que descifrar en el gesto.
- Guillermo me hizo señas con la mano de que tengo puesta la camiseta de Racing.
- ¿Te dijo que eras de Racing o que estabas cobrando todo para ellos?
- No, no me lo dijo. Me hizo la seña de la camiseta...
"Como sabía que si le preguntaba a Guillermo qué había querido decir con ese gesto me iba a negar todo, fui directamente a pincharlo para que me reconociera que se había equivocado: '¿Por qué le dijiste que tiene puesta la camiseta de Racing?', lo ataqué enseguida para no dejarlo pensar y con la idea de sacarle la roja en cuento me admitiera el error. Pero el Mellizo fue más rápido que yo: 'Nooooo, Angel, el línea me entendió mal. Le dije que no era offside porque la pelota se había desviado en un jugador de Racing'. Me sorprendió tanto que me dejó sin respuestas. Y al final sólo le saqué una amarilla...".
Más tarde, el mismo Angel Sanchez reconoce que Guillermo Barros Schelotto fue el jugador más pícaro e inteligente que le tocó dirigir en toda su carrera.