Oportunidad oportuna

Diciembre de 2015 y elecciones en Lanús. Cambio de comisión directiva que pasa a encabezar el mismo Presidente que llevó al Mellizo en 2012 a la institución Granate, Nicolás Russo. Tras bastantes coqueteos con la trillada frase “al final del campeonato nos juntaremos a conversar” acerca de la renovación del contrato de Guillermo, el presidente entrante declara por la tarde en una radio “sí, me gusta Almirón”, refiriéndose a otro entrenador. Voto cantado: sumando al desgaste de la falta de tacto del dirigente citado, ésto fue más que suficiente. Y lamentable, por cierto. De haberse quedado la dirigencia comandada por Alejandro Marón, muy probablemente el Siete Bravo se haya quedado muchos años más al frente de la dirección técnica de Lanús. Aplausos y ovación para un cuerpo técnico que logró junto a sus dirigidos pelear todo campeonato disputado, habiéndose coronado con una Copa Sudamericana y, a la postre, con un récord de 167 partidos dirigidos, 75 de ellos ganados, 51 empatados y 41 perdidos, consumando una efectividad nada despreciable del 55,09%.
Dados los continuos rumores en La Ribera para contar con los servicios de Guillermo Barros Schelotto, ya libre, y los problemas sin solución de continuidad del Vasco Arruabarrena para enfrentar las paradas difíciles, las expectativas iba in crescendo en torno a su contratación. No obstante, Boca Juniors se alista en el campeonato local tras la explosiva llegada de Carlos Tévez y logra la presea. Asimismo, días más tarde y con un bochornoso arbitraje de Diego Ceballos en detrimento de Rosario Central en aquella final, obtiene también la Copa Argentina.
Con este cuadro de situación y en un incipiente verano que iba a ser terrorífico para el Xeneize, el 11 de enero Guillermo rompe los diarios con su sorpresiva contratación al Palermo de la Serie A italiana. 
Conocidos fueron los problemas de validación del título de Director Técnico por la UEFA mientras que el equipo del Vasco no cesaba de perder clásicos. Tal es así que en los 4 partidos en que el Mellizo tuvo ocasión de dirigir, le contrataron a Giovanni Tedesco como DT “oficial” mientras él ocupaba el banco de suplentes con el cargo de “dirigente acompañante” hasta solucionar el papelerío, sin siquiera poder hacer una mueca con toda la dificultad que eso le supone. Hasta que un día dijo basta; “no podía dirigir ni los entrenamientos”, dijo.
Se tomó el avión y arribó a Buenos Aires esa misma mañana en que por la noche San Lorenzo derrotó a Boca por 4-0 y se coronó Supercampeón, con una imagen totalmente desdibujada para lo que significa una final en la estirpe de Boca Juniors. Allí es donde comenzó la crónica de un final anunciado, tan anunciado que una señora lo tomó por asalto en pleno aeropuerto de Ezeiza preguntándole, insiste y sin tapujos, “¡¿venís a Boca, Guille?!”
La historia no dio para más cuando Arruabarrena sufrió la octava derrota oficial contra un clásico sobre quince disputados, esta vez a manos de Racing Club.
Pasaron 3243 días desde aquél córner pateado por última vez en La Bombonera, la última pelota tocada como jugador de Boca. Pasó una despedida con un micrófono que no funcionaba en los autoparlantes del Estadio, no menos de cinco llamados para hacerse cargo de la Dirección Técnica, muchísimo sentimiento contenido por uno de los hijos pródigos del club que lo vio salir campeón 16 veces, mucha expectativa por una despedida que todavía al 2 de marzo de 2016 no se le hizo, varias veces verlo como rival dirigiendo a Lanús con ese sabor agridulce de tener enfrente no sólo a un ídolo si no también un excelente tipo. Tantísimo partidos sin berretines, sin mañas, picardías para sacar de sus casillas al oponente y romper el planteo que futbolísticamente no se supo lograr. 
Cuánta falta nos hizo, cuánto necesitamos su espíritu ganador, su concepto de juego, disciplina y, sobre todo, hacer valer y respetar la camiseta tal como manda la historia. Ojo, tanto puertas adentro como afuera, y sobre estas dos cuestiones tendrá un arduo trabajo.
“Esta noche, esta noche… no voy a perder más el tiempo. Voy a salir de esta ciudad, no da para más esta historia” dijo Guillermo la noche del martes primero de marzo en su City Bell. Aceptó y, al día siguiente, a las 13.00 horas, estaba en Brandsen 805 de la Ciudad de Buenos Aires para ser presentado como el nuevo Director Técnico del Club Atlético Boca Juniors.

Éste fue Guillermo Barros Schelotto como jugador de Boca.


Acá, la presentación como nuevo entrenador Xeneize.