Tu alma es otra cosa, tu alma es la que te mueve

"Existe una afinidad con la gente porque hace mucho que estoy en el club y siempre dejé todo. Esperemos que si algún día tengo una racha negativa y erro muchos goles, no me insulten" le había dicho Guillermo Barros Schelotto a La Nación en la celebración de la Copa Libertadores del año 2001.
En la Copa del 2004 el romance del Melli con la hinchada de Boca estuvo muy lejos de perder fuerza por aquellos tiempos. La tribuna xeneize mostró un respaldo conmovedor para su racha de goles ausentes y penales fallidos, pero aún así, el Mellizo se debía una actuación que lo reivindicara con ese orgullo innato que históricamente lo caracterizó. Y la revancha no pudo ser mejor para el delantero, que festejó por partida doble: desde los 12 pasos, terminando con una serie de dos penales errados en el torneo Clausura (frente a Gimnasia y Esgrima La Plata y contra Vélez), y con el segundo tanto de Boca, que sirvió para asegurar el triunfo ante Colo Colo.
Guillermo le dedica el gol a la gente por el eterno apoyo.
"El próximo penal lo va a patear Guillermo", había dicho Carlos Bianchi el domingo anterior, un rato después de que Peratta, el arquero de Vélez en aquel entonces, frustró el intento de Guille. El desquite llegó bien rápido, como para que la polémica sobre quién debía ser el encargado de la ejecución no levante demasiado vuelo.
"Estoy contento por el triunfo de Boca y por mi actuación. Me emocionó el apoyo de la gente en los últimos partidos y por eso les dediqué el penal a ellos. Lo pateé yo porque estaba confiado, pero la verdad es que no soñaba con hacer dos goles y romper la racha negativa en este partido", reconoció Guillermo.
El grito de la gente, que pedía que el Mellizo fuese el encargado de transformar en gol el penal, por la mano del defensor chileno Henríquez, brotó espontáneo. Guillermo tomó el balón, le pegó algo mordido, al medio del arco, y puso el 1-0 para el local. A nadie le importó la calidad de la ejecución; la ovación bajó más fuerte que nunca. "A ustedes. Gracias.", dedicó el gol convertido señalando a la gente.
"Me sentí un poco molesto durante el partido porque tenía conjuntivitis en el ojo derecho y, encima, me pegaron una patada en esa zona. El triunfo de Boca fue lógico porque jugamos mejor. Esta vez pudimos hacer la diferencia rápido", comentó el siete bravo, que con esos dos tantos había llegado a los 99 en su carrera y terminaba con una sequía que duró 1094 minutos. El último festejo del delantero había sido el 22 de agosto de 2003, en la victoria sobre Rosario Central, por el torneo Apertura; en esa ocasión, Boca se impuso por 4-0 y el Mellizo también había anotado dos goles.
Por si fuera poco, el horno no estaba para bollos. El tanto de penal de Guillermo Barros Schelotto, a los 18 minutos de la etapa inicial, quebró la sequía que llevaban los delanteros de Boca, que había alcanzado los 809 minutos. El último gol de un atacante xeneize había sido de Roberto Colautti, frente a Independiente, en el Pentagonal de Grandes, en Salta.
El mismísimo Guillermo cuenta el por qué de su sentido festejo. Gracias a vos, Guille.