Hay un destino que no tiene pruebas, por eso esta historia

Luego de la frustrante Copa América de 1999, Guille volvió a ser llamado para dos amistosos contra la Selección de Brasil. De esa manera, Bielsa dejaba en claro que el Melli era de los pocos que habían sobrevivido a la experiencia copera y que, pese a no haberla jugado en su mejor nivel, lo seguía teniendo en cuenta. En ese mismo mes, quizás alimentado por los buenos 35 minutos jugados en un examen de alto nivel como fue el de Brasil, Bielsa decidió llamar a Guillermo a una reunión en Ezeiza. La cita, a solas, fue bien temprano: lo esperaba a las ocho de la mañana en el predio de la AFA. Hasta allí fue Guillermo, no sin antes pedir permiso en Boca, ya que era muy probable que llegara tarde al entrenamiento.
Guillermo gambeteando ante la atenta mirada de Bielsa
El técnico de la Selección lo recibió en el hall de la concentración y, tal cual era su costumbre, lo propuso salir a caminar. Ahí, ellos dos, entre los árboles y el sol de primavera que recién empezaba a calentar, el entrenador le confesó algo más que el motivo de su llamada...
- Quería informarle que mi intención es empezar, con anticipación, a definir algunas cuestiones para el Mundial...
- Está bien, Marcelo.
- Y por eso está usted acá. Tengo una lista de 16 jugadores, de los cuales ocho, casi con seguridad, van a ir al Mundial. Y en esa lista está su nombre. Prepárese, es algo que voy a definir pronto...
Era así, nomás. Obsesivo y planificador compulsivo, casi tres años antes de Corea - Japón, Bielsa ya vivía el Mundial. Jamás hubiese pensado que tanta preparación le duraría tan poco. La charla con el Mellizo, finalmente, fue muy breve: "Apenas jugué unos minutos contra Colombia, en un amistoso. Y después no tuve más posibilidades", recuerda. Al igual que la estadía del 7 de Boca en la Selección. Pese a esas palabras del entrenador que parecían potenciar futuras convocatorias, las chances de Guillermo disminuyeron.
Octubre de 1999, en el amistoso de la Selección contra Colombia justo en la previa de un River - Boca, fue una pesadilla para Bianchi: el Melli entró a los 21 minutos del segundo tiempo por Andrés Guglielminpietro y sobre el final del partido se desgarró. Esos 24 minutos que estuvo en cancha, hasta que fue reemplazado por Nelson Vivas, serían, de todas formas, mucho más significativos para Guille: de ese día el archivo guarda sus últimas fotos con la celeste y blanca.
La tirante relación entre Boca y la Selección, sustentada justamente en las polémicas por algunos jugadores que volvieron lesionados tras sus respectivas convocatorias, revivió a fines del 2001. En aquella oportunidad, Bielsa volvió a llamar a Guillermo y a Riquelme para el último partido de Eliminatorias, ante Uruguay. Con la Argentina ya clasificada para el Mundial del 2002 y ante la inminencia de otra final Intercontinental con Boca en Japón, esta vez frente al Bayern Münich, la citación puso a los jugadores en una disyuntiva difícil de resolver. Había, entonces, que tomar una decisión. Y Bianchi, de común acuerdo con los jugadores, se encargó de hacerlo:
- Quiero decirles que vamos a hablar para que se queden en Boca. El técnico, para probarlos, tuvo tres años. Nosotros, en diez días, jugamos una final del mundo.
- Está bien, es razonable.
- Distinta sería la situación si Argentina no estuviese clasificada y ustedes fueran necesarios. Pero contra Uruguay juega para cumplir. Nosotros, contra el Bayern, no. Lo más lógico es que se queden.
- Estamos de acuerdo.
La Selección del Loco.
Al final, Guillermo y Riquelme aprobaron la charla con Bianchi y ellos también se jugaron por Boca. "En el fondo, Bielsa reclamaba de esa situación un espíritu más amateur de los jugadores, en el sentido de querer ir a la Selección sin evaluar lo que estaba en juego. Pero era difícil actuar así. Primero, porque uno no es amateur. Es profesional. Y después, porque Boca se jugaba algo mucho más importante. Y para mí, que había jugado tan pocos minutos contra el Real en el 2000, esa Intercontinental contra el Bayern era saldar una cuenta pendiente", analiza Guillermo esa complicada decisión.
Decisión de Bielsa o represalia hacia Boca por no haberlo cedido en aquella ocasión, Guille nunca más fue convocado a la Selección. Y así se cerró su historia con la celeste y blanca.
"Si bien la responsabilidad de no haber tenido una mejor actuación es mía, creo que también influyó el hecho de que nunca fui dirigido por un técnico que me conociera desde antes, como les pasó a varios jugadores de River con Passarella. Por ahí, con Bianchi o Griguol en ese cargo, por citar a los dos con los que más tiempo estuve, habría tenido más continuidad o me hubieran dado más confianza, porque sabían perfectamente lo que les podía dar. Pero reconozco que hubo otros jugadores, mientras yo estuve, que aprovecharon mejor sus oportunidades y rindieron mejor que yo. Más allá de que te pueda gustar o no, en la Selección es así", reflexiona Guillermo Barros Schelotto sobre esa etapa de su carrera.

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