Contar uno por contar cuenta cualquier historia

A pesar de que el mismísimo Guillermo lo niegue rotundamente, es cabulero. O lo fue. Una de ellas tan importante como ridícula implicaba a sus amigos de toda la vida Leo de Cristófano y los hermanos Sebastián y Luciano Accastello y consistía en una visita a los entrenamientos del Lobo de los sábados a la tarde para intercambiar no más de un par de frases. No había lugar para pensar en los 25 kilómetros a recorrer, fiebre, gripe, llueva, nieve o truene y cancelar ese instante de insiparción a la bendita suerte. La escena era así: los amigos de Guille, que por la mañana siempre jugaban un torneo de fútbol, llegaban sobre el final de la práctica y se apostaban contra el alambrado esperando que el Mellizo terminara la práctica. Y ahí es que se producía un diálogo absurdo pero inalterable a la vez en el que sólo Sebastián y Guillermo intervenían:

-    ¿Cómo salieron hoy?, preguntaba el Melli.
-    Ganamos (Empatamos, perdimos, según el resultado que corresponda).
-    Ahhh...
-    ¿Cómo forman ustedes mañana?
-    No sé, ni idea...
-    Che, ¿sabés adónde lleva esa ruta?
-    Sí, creo que sale a la 36...

La última respuesta del Siete Bravo apuntaba a un camino que pasa por atrás del predio de Estancia Chica, y era el cierre de uno de los ritos semanales más absurdos pero ineludibles.

¿La solución, la salvación? Todo puro cuento

Poster de El Gráfico Gimnasia subcampeón Clausura 1995.
Cierto es que Guillermo jugó al fútbol como adora la camiseta de Gimnasia: con el corazón. Estaba a 90 minutos de cumplir su gran sueño, y para éso se había quedado luego de haber recibido varias ofertas y rechazarlas todas: Cruz Azul de México U$S550.000 a mediados del '93; Emelec de Ecuador U$S700.000 a principios del '94, que luego de una cena con su amigo, el Tano Guzmán, quien le hizo saber que se perdería la final de la Copa Centenario, Guillermo contestó "Deciles a los ecuatorianos que les agradezco la oferta, pero no me voy. Me quiero quedar en Gimnasia"; Toluca de México a fines del '94: "La oferta no es tan importante como para que justifique la decisión de irme de Gimnasia. Acá me siento cómodo y soy hincha fanático", dijo el Mellizo.
Aquélla noche era la última del Clausura '95, y el Tripero dependía de sí mismo para campeonar. Desde Avellaneda, Diego Cagna denunciaba aprietes telefónicos para que Independiente "no se interponga en el camino de Gimnasia". Desde la noche anterior muchos hinchas acampaban en la entrada del Estadio para ingresar no bien se abran las puertas. A la hora del partido el Bosque hervía, pero en el entretiempo, tras el gol de Mazzoni a los 44 minutos, estaba helado. Y al final, con San Lorenzo ganando en Arroyito 1-0 a Central, el hielo se derritió en lágrimas. Gimnasia había perdido contra sí mismo, contra sus nervios.
Cancha de Gimnasia de La Plata el día del subcampeonato.
Ni la ovación y eterna idolatría curaban a un Guillermo dolido como nadie, y después de desagotar todo el llanto necesario para liberar tanto dolor, decía "cuando me acuerdo de esa noche tengo ganas de morirme. Me sentí muy mal. Nadie más que yo quería ganar ese partido. Era mi sueño. Por ahí nos faltó serenidad para encarar el partido. No supimos manejar la situación cuando el gol no llegaba. No hay otra explicación. Ahora no me voy a ir de Gimnasia. Quiero revancha", avisó con bronca y sed de gloria, quien esa magra noche se fue caminando desde el Estadio hasta su casa, y sólo se desvió unos pasos para perseguir a piedrazos a unos hinchas de Estudiantes que pasaban en un auto gastándole bromas propias de la derrota.
Comenzó el año 1995 y Mallorca y Sporting de Gijón, ambos de España, acercaron una oferta por alrededor de U$S2.200.000 para llevarse a los Mellizos. "No, gracias", dijeron nuevamente.

Salgo a la calle, a la noche, a la platea, vos te pegás a mi hoy soy tu salvación

Apertura 1995, y el Gimnasia del Viejo Carlos Timoteo Griguol se tuteaba en la cima del Torneo con Boca, Vélez y San Lorenzo. Habían pasado Deportivo Español (1-0, Lagorio), Platense (1-0, Guglielminpietro), Huracán (2-1, Morant y Alonso) y siete días después vendría otra prueba de carácter, en Córdoba, contra Talleres.
Lito Gárgano, hincha reconocido de Gimnasia al que no le hace falta presentar credenciales, recuerda como si fuera hoy aquél partido:
Guillermo en entrevista post partido sobre la quinta amarilla.
"El partido estaba 1-1, con un gol del Pícaro Fernández, pero se había puesto muy complicado y Gimnasia tenía que ganar o ganar para seguir prendido ahí arriba. Y justo cuando más necesitábamos de Guillermo le sacaron una amarilla y con ésa llegó a la quinta. Se perdía el próximo partido, nada menos que con Boca. El pendejo empezó a hacer puchero, a protestar, a patear la tierra de la calentura... Se estaba yendo del partido. Entonces, en ese momento, me acerco a la parte más baja de la tribuna para tenerlo lo más a tiro posible y cuando veo que está mirando para mi lado le grité con alma y vida: 'Pendejo, la concha de tu madre, el partido que viene lo jugamos de local en el Bosque. Ahora resolveme éste'. No sé cómo me escuchó, pero giró la cabeza, me miró y asintió. Y en el último minuto metió el gol del triunfo... No lo podía creer. Cuando terminó el partido los jugadores se acercaron a la tribuna y empezaron a tirar las camisetas. '¿Qué hijo de puta se va a quedar con la mía?', pensaba. Porque en realidad no había nadie que mereciera la de Guille más que yo. Y de golpe veo que el Mellizo viene hacia el sector desde el que le había gritado, me ubica y me dice: 'Ésta es para vos'. Fue la alegría más grande que me dio un jugador de Gimnasia en toda mi vida" sentencia el hincha del Lobo. Y posteriormente Guillermo confirma: "Cuando me acerqué al alambrado para tirar la camiseta escuché que desde el costado me gritaban 'No me cagués eh... No me cagués'. Y cuando lo ubiqué se la dí en al mano".
Acá les dejo un resumen de la gesta platense con tintes de epopeya y declaraciones del Melli y Dopazo.


Sólo éso, sólo éso despierta en mí el viento que todo empuja

Cuenta Mariano Cataldi, esposo de Carolina Barros Schelotto y cuñado de los Mellizos, que una de las cosas que más le llamaron la atención cuando los conoció fue esa característica innata: "No toleran perder a nada. Siempre tienen que ganar. Por ejemplo, en los picados que se arman en la quinta de la familia, todavía pasa éso. Gustavo y Guillermo obviamente juegan uno para cada lado, porque si no juntos nos bailan a todos, pero siempre se arma quilombo y terminan volando zapatillazos por todos lados. La empiezan entre ellos, pero si vos te metés en la pelea enseguida son los dos contra vos. En esos partidos Guillermo se pone al lado del arco. A veces me pregunto: ¿Qué motivación tiene este tipo para hacerme 200 goles a mí en un picado?"
Y Cataldi también destaca que la frase de cabecera de Guille para iniciar un desafío, por más que se trate de algo desconocido, siempre empieza de la misma manera...

-    Mariano, te apuesto a que te juego a éso y te hago más de diez puntos.
-    Guille, hace muchísimos años que juego al squash. No podés.
-    Bueno, qué te apuesto que te gano cinco puntos...
-    Guillermo, no hinchés. No me hacés ninguno.
-    ¿Y vos qué sabés? Te apuesto que si ésto lo practico seis meses, soy mejor que vos.
-    Hace diez años que juego...
-   En seis meses no me hacés un punto. Dale, te juego igual...

Esa ambición que mostraba en la cotidianeidad familiar también lo llevaba a soñar con integrar el equipo que por primera vez le diera un título a Gimnasia, aquél 30 de enero de 1994, donde el Lobo venció 3-1 a River, cuyo último tanto lo marcara el Mellizo.

Al fin seremos todos, después que sólo seas uno

Es un arte muy difícil cuando domina el temor, completa la frase de La Renga. Pero no, si hay algo que este personaje no tiene es éso. Él fue quien creyó, el único, que este plantel podía dar una vuelta olímpica, y no sólo desde las certezas futbolísticas que estos jugadores le imprimen a su desempeño ni por la solidaridad entre unos y otros para cuando les toca ser reemplazados; se cumple al pie de la letra esa máxima de que juega quien está mejor, y el que entra verdaderamente lo demuestra. Decía que Guillermo tuvo esa convicción por su naturaleza, lisa y llanamente así. Siempre quiere ganar, él es ganar, "salir a ganar siempre, uno puede jugar con 3 delanteros o con 2, pero el espíritu tiene que ser salir a ganar", dijo la gloriosa noche del miércoles once de diciembre de dos mil trece.
Es así, con esta mentalidad que lo caracteriza desde sus inicios en For Ever, que su Lanús se consagró campeón de la Copa Sudamericana 2013, de local, ante Ponte Preta y con un estadio colmado de ilusiones granates, habiendo empatado la semana anterior 1-1 en Brasil, por el primer chico de la final. El de vuelta lo ganó 2-0 con goles de Ayala e Ismael Blanco, en un trámite donde los visitantes no patearon al arco y el equipo de los Mellizos, como así coreó la hinchada, fue un justo campeón, siendo superiores en todo el terreno de juego, por calidad y ganas de entrar en la historia, dándoles el tercer título al club, y el segundo internacional, después de la Copa Conmebol 1996 y el Apertura 2007.

Éste fue el camino a la gloria:

PRIMERA FASE
Racing (V)/ 2-1/ L. Melano, S. Romero
Racing (L)/ 2-0/ C. Izquierdoz (2)

SEGUNDA FASE
Universidad de Chile (L)/ 4-0/ S. Silva, L. Melano (2) L. Acosta
Universidad de Chile (V)/ 0-1/

CUARTOS DE FINAL
River Plate (L)/ 0-0/
River Plate (V)/ 3-1/ D. González, S. Silva, V. Ayala

SEMIFINALES
Libertad (V) 2-1 /S. Silva, P. Goltz (p)
Libertad (L) 2-1 /D. González, P. Goltz (p)

FINALES
Ponte Preta (V) 1-1/ P. Goltz
Ponte Preta (L)/ 2-0/ V. Ayala, I. Blanco

Total: 10 partidos: 7 ganados, 2 empatados y uno perdido. Marcó 18 goles y le hicieron 6. Los goleadores fueron Paolo Goltz, Lucas Melano y Santiago Silva, con 3 cada uno. Luego los escoltaron Víctor Ayala, Diego González y Carlos Izquierdoz con 2; Lautaro Acosta, Ismael Blanco y Silvio Romero con 1.

Al término del partido al DT se lo vio emocionado con su primer título como entrenador, ovacionado, y habló para la gente, todavía sin terminar de festejar y ya pensando en ganar nuevamente... "Es un triunfo para toda la vida", había dicho en otro micrófono, y acá, en este video le agradeció al público "Les agradezco a toda la gente cómo me han recibido. No era de la casa pero desde el primer día me han tratado como si hubiera jugado acá".

¡Salud, campeón!



Até con tripa mi corazón, sin más que éso salí a la cancha

Torneo Clausura, año 2005. El Melli escribe un nuevo capítulo en su historial contra River. El por entonces DT de Boca era el Chino Benítez, quien venía de pelearse con el 7 y suspender una práctica, decidió incluir a la dupla histórica: Guillermo - Palermo. En una de las tantas especulaciones de los días previos al nuevo superclásico, se sostuvo en decenas de micrófonos que el Mellizo Guillermo iba a ser incluido por el técnico para provocar a los adversarios. Se pensaba principalmente en que el affaire Ameli - Tuzzio (el primero conquistó el cariño de la esposa del segundo, para ser leve) sería el libreto ideal para que el número siete Xeneize irritara a sus colegas de la banda roja.
Asistencia de Palermo, y a llenarse la Boca.
No se tuvo en cuenta, erróneamente, que Guillermo Barros Schelotto ha sabido tener grandísimas virtudes técnicas, no sólo verbales que pueden, por sí solas, hacer la diferencia en un partido como éste, que no se asemeja a ningún otro en el mundo. Ajeno a esa subestimación que escuchaba diariamente, el jugador ingresó en La Bombonera apabullado por el afecto de sus fieles seguidores y estimulado suficientemente para hacer mucho más por Boca que soltar la lengua. Y se le dio. Al revés de lo que fueron las interminables y emblemáticas jornadas durante la era Bianchi (primera y segunda, por aquéllos tiempos), esta vez fue Palermo el que lo asistió con un cabezazo formidable, y el Mellizo, sin dudar, con la sangre fría que da la experiencia de muchos partidos decisivos sobre las espaldas, mandó la redonda a la red a los trece minutos de iniciado el partido.
Fernando Gago con 19 años
Claro que hubo roces verbales y físicos con Ameli, nadie iba a pensar que Guille iba a cambiar su estilo. Lo bueno es que lo mejor estuvo en sus pies y no con la boca. Al finalizar el partido dijo "Este gol se lo dedico a Maradona, porque me apoyó en los momentos difíciles. Este triunfo es muy especial para mí, ya que no venía siendo titular. Me encanta jugar estos partidos". Tarea cumplida para uno de los símbolos Xeneizes más grandes de su historia y confirmación de que los grandes jugadores en un click pueden definir los partidos importantes. El otro ejemplo de capacidad lo dio Marcelo Delgado. Con muy pocos minutos en la cancha, el Chelo, con un formidable tiro libre a ocho minutos del final sacó la ventaja justa para dejar en manos de Boca otro clásico. El aporte individual de sus históricos como el Mellizo, como el Chelo, como Palermo y, especialmente, como el Pato Abbondanzieri, les permite a los de la ribera disfrutar de otra victoria inapreciable, en esta ocasión por 2-1.

Acá les dejo el video del gol de Guillermo:


* El Gráfico, mayo de 2005, Edición Especial El Superclásico Nº 237.

La furia de la bestia rock

Llegó la fecha número 18 del Torneo Inicial, y con ella el segundo enfrentamiento del Mellizo frente a Boca como DT, en su actual experiencia en Lanús, y por primera vez enfrentando a Carlos Bianchi, ya que en la anterior oportunidad el Virrey cumplía su fecha de suspensión. En esta ocasión en La Fortaleza del Granate. 
Partido caliente si lo fue, teniendo en cuenta la previa, y más allá del partido en sí mismo, en el que ambos se jugaban llegar a la última fecha del campeonato con chances de coronarse campeón. 
Guillermo y Bianchi un día se enfrentaron.
Ocurre que el Mellizo ya había demostrado su descontento en declaraciones posteriores a la clasificación de su conjunto a la final de la Copa Sudamericana, haciendo referencia a lo apretada que les queda la agenda: "La verdad es que nos sorprendió el cambio porque nuestro partido con Boca estaba establecido para las 9 de la noche. Estamos casi en verano y la temperatura va a influir en el rendimiento de los jugadores. A la vez, tampoco entendemos por qué se atrasó media hora el partido de San Lorenzo con Estudiantes, supuestamente por un tema de seguridad. Para ser campeón hay que ganarle a todos. Pero así no". Por otra parte, el visiblemente molesto Guillermo Barros Schelotto había agregado "Nosotros el lunes y el martes trabajamos pensando que el domingo jugábamos a las 9 de la noche, y ayer nos cambiaron el horario. Después jugaremos con Newell´s en el medio de las dos finales. Y no hay motivo para atrasar un partido media hora. Me gustaría una explicación. Veremos como llega el equipo al domingo, porque hay cansancio y aparecen las lesiones. Asumimos el riesgo, pero con seriedad. No se puede cambiar el horario para beneficiar a un tercero". Por último, aquél día sentenció "¿Por qué atrasan el partido de San Lorenzo? Si hubiera un motivo válido, me lo aclaran y listo. Pero no lo hay. ¿Por qué no jugamos a la noche nosotros? Hubo alguien que no fue ni la AFA ni los organismos de seguridad que pidió que nos cambien el horario de nuestro partido. Me reservo la fuente, pero es todo muy poco serio".
Con esta previa, Boca Juniors se presentaba en la cancha de Lanús, con la obligación de ganar para llegar a 30 puntos y mantenerse con chances en la última fecha, y los del sur, con 29 puntos, y con el entretiempo del partido de San Lorenzo empatado en cero. Ganando, igualaban a los de Boedo. En este marco, Guillermo puso en cancha a un equipo mezclado de suplentes y juveniles, previendo el duelo del próximo miércoles por la ida de la final de la Copa Sudamericana, en Brasil.
Finalmente el partido culminó 2-2 en un encuentro donde hubo dos expulsados en el local y su hermano, Gustavo, corrió la misma suerte. Todo se definirá en la última fecha, con su equipo a dos unidades del puntero San Lorenzo, visitando a otro de los candidatos: Newell's Old Boys. Por el otro lado, San Lorenzo se enfrentará a Vélez Sársfield, el otro pretendiente al título, también con 30 puntos.
Al término, y en declaraciones efusivas, Guillermo se despachó con sus berretines como nunca, fuera de la cancha, contra el árbitro Diego Ceballos, quien lo había expulsado a él dos veces en cinco partidos: "Nos ponen los días que quieren, nos ponen el árbitro que quieren, tenemos que cambiar porque tenemos que jugar la Copa también, ahora nos ajustamos al reglamento y pedimos jugar el otro domingo, pedimos no jugar la próxima fecha. Pero así no se puede jugar, nos ponen dos días y medio después del partido, nos ponen este árbitro, nos predispone mal, que se vaya y no dirija más a Lanús, nos predispone mal, a todos, a los jugadores, a los técnicos, a los dirigentes, al hincha, a todos".
Confirmando que iban a pedir la reprogramación de la fecha, acogiéndose al reglamento, Guillermo Barros Schelotto se retiró del Estadio con el conocidísimo "Guilleeeeermo, Guilleeeeermo" de la parcialidad granate.

Acá el video de la última furia de la bestia rock: