Un tiempo fuera de casa

El 8 de julio de 2015 era una fecha marcada en el calendario como "Despedida de Sebastián Battaglia", organizada por la empresa que conduce Guillermo Marín. En este sentido, tiempo atrás le pregunté al Mellizo si iba a poder asistir al evento y me contestó que dependía del partido a disputarse por Copa Argentina ya que, de superponerse, iba a ser imposible su concurrencia.
Sobraban las ganas de ver a Guillermo Barros Schelotto nuevamente vestido de jugador en el césped de La Bombonera, de verlo inclinarse levemente alzando su brazo izquierdo para levantar un centro con movimiento corto de su pierna derecha pero preciso, aunque el paso del tiempo quizás mine su talento. Nos desbocaba la posibilidad de auto engañarnos evocando las viejas noches de Copa con un Mellizo indescifrable en sus gambetas y berretines. Y, como si ésto fuera poco, dejarnos embelesar por la presencia de todas las figuras que hicieron que Boca deje de ser grande para convertirse en inalcanzable.
Finalmente se postergó el compromiso que Lanús debía jugar por el certámen aludido y el mejor extremo de la historia Xeneize iba a dar el presente junto a su hermano Gustavo para disfrutar de una inolvidable noche para Battaglia, el homenajeado, los corazones de los hinchas y el Siete Bravo.
Antes de dar inicio a la fiesta, le preguntaron qué iba a sentir con la ovación que le iban a propinar los fieles presentes en el Templo de La Boca, a lo que respondió "Después te digo qué sentí. Ésta es mi casa".
El momento tan esperado llegó y, después de más de 8 años de haberse ido como jugador, los gritos de "Guilleeeermo, Guilleeeermo" volvieron a retumbar en todas las paredes de Brandsen 805. Acá las imágenes del momento y, por supuesto, una perlita de sus berretines junto al ex árbitro Angel Baldassi.


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