Tu ritmo alegre me contagió, y un triste blues la piel me erizó

"Guillermo es el único jugador del club que en junio va a decidir lo que quiere hacer" había dicho el, por entonces, Presidente de Boca, Mauricio Macri. No obstante renovar por dos años más en ese mes de 2005 en busca de nuevos hitos en su carrera, la llegada del Coco Basile no fue lo mejor que pudo pasarle en ella, teniendo en cuenta que el DT tenía en mente una delantera conformada por Palermo y Delgado o, como segunda opción, Rodrigo Palacio acompañando al Titán
Ésto provocó que Guille pisara un terreno desconocido para quien nunca estuvo en esa situación ni aún en su arribo a la Primera del fútbol. Aunque de manera circunstancial había ido al banco varias veces, en el arranque de ese semestre era claramente suplente y, encima, hasta debía luchar por un lugar en el banco, ya que en más de una oportunidad le tocó quedarse directamente fuera del partido. "Es la primera vez que me sucede algo así. Pero yo trataré de hacerle cambiar la opinión al técnico. No quiero utilizar el afecto de la gente para jugar. Si me toca, que sea por lo que yo hago", soltó herido, pero no muerto.
Así, después de cuatro partidos sin siquiera concentrar, llegó el miércoles 5 de octubre. Ese día, consciente de que la falta de continuidad atentaba contra su juego y que con tan poco ritmo nunca podría pelear de igual a igual por un puesto en el equipo, Guillermo pidió jugar en Reserva contra Tiro Federal. Para una figura de su talla y jerarquía, pudo haber sido un gran paso atrás. Sin embargo, el Mellizo ese día contagió envidia. Todos, jugadores, hinchas, grandes, niños, hubiesen querido estar en su lugar, recibir semejante visita: ése que tanto había insistido para llevarlo a Boca, Diego Maradona fue dos horas antes a La Bombonera sólo para verlo a él, con sus dos hijas y una bandera que brillaba con luz propia entre tantas de otros hinchas anónimos.
"Esas manifestaciones de afecto de la gente no hay manera de recompensarlas. Pero tal vez que el hincha te apoye es algo que uno espera. No así que el propio Diego Maradona venga a alentarte y traiga una bandera con tu nombre. No entra en la imaginación de nadie vivir un momento tan increíble. Por éso, simplemente le voy a estar agradecido. Por su gesto, sus palabras y su respaldo incondicional".

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