El partido número 120 de Guillermo Barros Schelotto como Director Técnico de Lanús fue recibiendo al Arsenal de Martín Palermo, ya que el encuentro contra Tigre del fin de semana anterior por la fecha 14º del Torneo de Transición 2014 no pudo completarse por la lluvia imperante en todo Buenos Aires, teniéndose que jugar los restantes cuarenta y cinco minutos el 12/11/2014.
Con un inicio a pedir del Mellizo, los jugadores del Grana se llevaban por delante a los del Viaducto a puro ímpetu, y antes de tocar los diez minutos del primer tiempo el local ya ganaba 1-0 ante una importante desatención defensiva de la visita.

Es realmente imposible lograr una ofensiva saludable cuando es recomendable entregar no menos de 10 pases criteriosos para, de esta forma, organizar y agrupar al equipo no sólo con el propósito de lastimar al rival con solidez y sorprender generando superioridad en el centro del campo o explotar los extremos, si no también para desordenar al rival que está persiguiéndote por todo el terreno y, en caso de perder el balón, encontrar a quien lo recuperó sin compañeros cerca.
El Grana nunca logró salirse de esta tónica ni asociarse, sumado al mal funcionamiento de Romero en el extremo derecho y Silva por dentro, sin pesar en el área. El partido se extinguía con el corazón del Mellizo desangrándose, dado que una derrota los dejaba a 4 puntos de River, teniendo que jugar éste último su partido frente a Vélez con la posibilidad de lograr una ventaja de 7 puntos faltando 5 fechas para culminar el campeonato (Los de Núñez debían su partido de la fecha 14º frente a Estudiantes por la misma causa que se suspendió Tigre - Lanús). Knock out técnico.

El partido se iba, era empate agónico. Pero no. ¡El Juez adicionó un minuto más! La última parecía ser de Arsenal que por poco se transforma en la agónica victoria, pero la réplica le quedó a los del Mellizo. Pasados los 9 minutos de tiempo recuperado una indescriptible pelota que rebotó como un flipper en todos lados, inclusive en las dos manos de Romero que el árbitro no pudo ver estando a un metro, Lautaro Acosta se encargó de mandarla a guardar.
Como en aquél segundo gol a River en el 2003 en La Bombonera, o más aún, Guillermo Barros Schelotto se volvió loco. Como nunca el fútbol le corrió por las venas y estalló en festejo, porque no sólo significaba ganar milagrosa y hasta injustamente, si no que lo dejaba vivo en el campeonato, River no podía estirar la ventaja y, por el contrario, nuevamente le metía presión quedando 1 una unidad con su partido por jugar a la noche. Saltos, puños al aire, gritos, abrazos con el Presidente Marón y quien se le cruce. Locura. Berretines.
El insólito partido finalizó, como era de esperar, en escándalo y con el árbitro Merlos a punto de ser amasijado por toda la delegación visitante. O éso parece, porque de la que se armó, nunca existió el pitazo final. Palermo, con el corazón desangrado y una derrota impensada en el dia de su cumpleaños número 41, se empeñaba en gritarle "basta" a sus jugadores para no continuar desmadrando aún más la situación.
El Mellizo se fue en silencio, le había ganado a su amigo. No habló cuando terminó el partido y lo buscó un periodista ni al final de la manga donde también lo hizo otro. Suspendió la conferencia. "No lo quiero matar a Martín", se habría justificado en la intimidad.
¡Por favor no te pierdas este video con el loquísimo festejo del Siete Bravo!.